El sabotaje de un oleoducto en Nigeria, el recorte de las previsiones de producción por parte de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) y el anuncio de la venta de una de las filiales de Yukos en Rusia se convirtieron ayer en las últimas amenazas contra la estabilidad del suministro de petróleo. Esas circunstancias, añadidas a la especulación en los mercados, impulsaron los precios del barril a máximos de los últimos 16 años.

En el mercado de Londres, el Brent alcanzó el precio récord de 51,50 dólares, mientras que Nueva York, el West Texas, llegó a los 54,45 dólares. A lo largo de la sesión, el precio de los contratos de futuros tendió a bajar. En el conjunto del año, los precios han subido más del 66%, mientras que los países productores dan señales de no poder abastecer la creciente demanda mundial. En Europa, a finales de septiembre, las reservas de gasóleo para calefacción habían bajado un 3,4% con respecto a las del año anterior, y las existencias de queroseno de Japón habían descendido un 20% frente al mismo mes del año pasado.

Igualmente se espera que las existencias petroleras de EEUU, que deben conocerse mañana, arrojen un descenso de un millón de barriles, según una encuesta de la agencia Reuters. Las existencias de gasóleo para calefacción en EEUU han bajado un 6% en un año. "El miedo es que no va a haber suficiente gasóleo de calefacción y se espera un invierno frío en el nordeste del país", dijo John Brady, especialista de ABN Amro en Nueva York.

OLEODUCTO EN LLAMAS En este contexto, no sorprende que los precios subieran ayer tras conocerse el incendio intencionado del mayor oleoducto que suministra a la terminal de exportaciones de Nigeria, que comercializa unos 500.000 barriles por día. Royal Dutch Shell, principal operadora en la zona, señaló que ha desviado el suministro a un oleoducto alternativo.

Nigeria, séptimo productor del mundo y quinto de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), ha mantenido hasta ahora el nivel de producción pese a la huelga general de cuatro días convocada por los sindicatos contra el incremento de los precios. Las centrales amenazan con prolongar la movilización si el Gobierno no modifica lo que consideran una actitud poco dialogante.

La prolongación del conflicto pone en peligro las exportaciones y no facilitará el descenso de los precios, que, según la AIE, empiezan a enfriar el crecimiento económico mundial. El organismo con sede en París ha recortado la previsión de demanda mundial de petróleo para el próximo año en 320.000 barriles, hasta los 1,4 millones diarios. El consumo caería, según esa previsión, hasta los 83,85 millones de barriles.

A la subida de los precios contribuyeron los trastornos en la producción en el golfo de México, la agitación en el delta del Níger y las huelgas en Nigeria, Noruega y Brasil, indicó la agencia. Pese a ello, espera un incremento de la demanda este año de 240.000 barriles diarios, hasta los 82,4 millones de barriles.

TESIS DEL GOBIERNO ESPAÑOL En España, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, insistió ayer en la tesis del Ejecutivo de que los elevados precios del petróleo tan solo supondrán unas dos décimas de reducción en el crecimiento del producto interior bruto (PIB) este año. En Francia, los agricultores bloquearon depósitos y refinerías para protestar contra la subida de los precios.

Mientras, el secretario general de la Asociación de Vendedores de Carburantes (Aevecar), Alejandro Moratilla, avisó ayer de que los carburantes han subido en España menos que en el entorno internacional y aseguró que esta diferencia deberá compensarse en el futuro con nuevos incrementos. "Aún tienen que subir un poco los precios", dijo.