El Gobierno británico movilizó ayer la colosal suma de 50.000 millones de libras esterlinas (64.000 millones de euros, frente a los 50.000 del plan español) para salvar su sistema bancario. El plan de emergencia presentado por el primer ministro Gordon Brown y el responsable de Finanzas, Alistair Darling, es el mayor despliegue de dinero público que ha visto el Reino Unido en tiempos de paz.

"Este no es momento para concepciones convencionales o dogmas caducos, sino para una intervención fresca y sin inhibiciones que llegue al corazón del problema", señaló el primer ministro al explicar al país su arriesgada estrategia. La oferta, considerada una semiprivatización de la banca, incluye un fondo de 50.000 millones de libras (64.000 millones de euros) a disposición de los ocho bancos más importantes del país. Con ese dinero se incrementará su capital, a través de la adquisición por parte del Estado de acciones preferentes. Este tipo de títulos goza de un interés fijo en lugar de regirse por dividendos, y han de ser pagados antes de que los accionistas reciban un penique, pero no conllevan derecho de voto.

Las entidades invitadas a participar son el Abbey (que forma parte del grupo Santander), Barclays, HBOS, Lloyds TSB, Royal Bank of Scotland, HSBC, Standard Chatered y Nationwide. Los tres últimos valoraron positivamente la propuesta, pero declinaron participar de momento. Las entidades no incluidas deberán solicitar participar si están interesadas.

El plan pone otros 25.000 millones de libras (32.000 millones de euros) a disposición de los bancos para garantizar la deuda a medio plazo y favorecer el préstamo de las entidades entre sí. Además, el Banco de Inglaterra dobló a 200.000 millones de libras (256.000 millones de euros) los préstamos a corto plazo del plan especial de liquidez. La operación le va a costar a cada contribuyente 2.500 euros.

CONSENSO Las medidas, de una escala sin precedentes, venían estudiándose desde hace semanas y se ultimaron tras una última y larga noche de discusiones. Según Brown, su objetivo es "reestructurar los bancos con fondos a largo plazo y dar liquidez a corto plazo", y se han tomado tras haber mantenido "conversaciones con los bancos comerciales y contactos con otros gobiernos". El primer ministro aseguró haber informado a la UE y a líderes mundiales.

El Ejecutivo se esforzó en defender que el plan no supone la nacionalización total. "No estamos pensando en tomar el control de la banca. Lo hicimos en el caso de Northern Rock, pero esta es una propuesta completamente diferente", apuntó Darling cuando fue preguntado sobre la nacionalización parcial que implica la compra de acciones.

En la Cámara de los Comunes la oposición conservadora no tuvo otra opción que respaldar el proyecto, pero exigió controles más severos de los bancos. "Los contribuyentes están realizando una enorme inversión y quieren ver sus intereses protegidos. Eso quiere decir que no habrá más comportamientos irresponsables, no habrá más dividendos inapropiados, ni más gratificaciones indefendibles", dijo su líder, David Cameron.

ACTUACION EN FRANCIA Por su parte, Francia creará una "estructura jurídica" que permitirá al Estado intervenir financieramente y de inmediato en los bancos en crisis, incluida la toma de participaciones, anunció el primer ministro, François Fillon. Esta estructura permitirá recapitalizar el banco, relevar a sus dirigentes, controlar la gestión y vender luego las acciones del Estado en el mercado.