La Comisión Europea propuso ayer suprimir el doble etiquetado de precios en euros y en la antigua moneda nacional a lo largo del próximo semestre. El doble etiquetado debería desaparecer como muy tarde después del 30 de junio del 2003 para facilitar que los consumidores completen su transición hacia la moneda única, según el Ejecutivo comunitario.

Un año después de la introducción de la nueva moneda europea, los ciudadanos no han acabado de adaptarse al euro en su vida cotidiana, según revela la última encuesta del Eurobarómetro realizada en noviembre.

El 48,1% de los habitantes del conjunto de los 12 países de la zona euro reconocen que aún tiene dificultades en la utilización de la divisa común en su vida cotidiana. El 38,7% se declara también insatisfecho en su apreciación personal del euro.

El 40,7% de los españoles también admite tener aún dificultades con el euro y el 22% afirma estar descontento con la nueva moneda. El 58,2% de los españoles reconoce que todavía calcula mentalmente en pesetas cuando se trata de realizar compras importantes, como en el caso de un automóvil o de una vivienda. En las compras cotidianas, sólo el 24,7% de los españoles aún sigue pensando en pesetas.

MANTENER EL DOBLE PRECIO

Los ciudadanos europeos están totalmente divididos sobre el mantenimiento del doble etiquetado de los precios. Una débil mayoría del 50,6% se inclina por su supresión, como recomienda la Comisión Europea. Pero, el 47,2% defiende el mantenimiento de ese doble etiquetado. La proporción es mayoritaria entre las mujeres (50,9%), que se responsabilizan en mayor proporción de las compras familiares.

Los españoles son ampliamente partidarios de mantener el doble etiquetado, que es defendido por el 58,7% de los encuestados. Sólo el 34% se declara a favor de su total eliminación.

Los ciudadanos continúan responsabilizando al proceso de conversión al euro de las fuertes alzas de precios que han percibido en sus compras y servicios más cotidianos. La inflación percibida por los consumidores es más del doble de la inflación reflejada en el índice de precios armonizado europeo, según un estudio del Ejecutivo comunitario.

El 84,4% de los europeos y el 81% de los españoles está firmemente convencido de que la conversión de los precios al euro se realizó en perjuicio del consumidor. Los consumidores denuncian los fuertes redondeos al alza de los precios en los pequeños comercios, los servicios, los cafés y restaurantes, las máquinas de venta automáticas, el ocio e, incluso, en el transporte público.

La moneda menos apreciada por los consumidores son las piezas de uno y dos céntimos. Más del 65% de los españoles aceptarían su desaparición definitiva. Las propuestas de crear billetes de uno y dos euros no han encontrado hasta ahora respaldo entre la población. El 76% de los europeos y el 81% de los españoles son contrarios a la creación del billete de un euro.

APRECIADO EN LOS VIAJES

A pesar de las dificultades cotidianas con la nueva moneda, el euro ha sido bien apreciado por los consumidores en sus desplazamientos al extranjero. El 47% de los españoles que han viajado fuera de la zona euro lo ha hecho con la nueva divisa.

Pero los ciudadanos no acaban de aprovechar las ventajas que les ofrece el euro, en especial en la reducción de las comisiones bancarias. El 62% de los españoles no sabe, por ejemplo, si le cobran más de lo debido de comisión cuando utiliza su carta bancaria en otro país del euro.

Los europeos tienen de media en sus manos 24,7 billetes, por valor de 1.062 euros, y unas 126,5 monedas, por valor de 39,4 euros.