Los alemanes envejecen y, como en otros países europeos, la pregunta es quién pagará las pensiones del futuro. ElBundesbank, el banco central alemán, ha abierto el debate y en el boletín mensual publicado este lunes defiende una receta ya conocida:trabajar más y cotizar más. En concreto, prolongar la vida laboral hasta los 69 años y elevar hasta el 24% la aportación de los trabajadores a las arcas públicas. Todo ello hasta el 2060.

"No debería ser tabú hablar de una vida laboral más larga", afirma el boletín del banco alemán. Pero en Alemania como en el resto de laUnión Europea (UE) desde la crisis las pensiones ya no son intocables y la mayoría de los países tienen sus sistemas en revisión permanente. De hecho, la última reforma del Gobierno de Angela Merkel prevé el retraso progresivo de la jubilación según los años cotizados hasta los 67 años en el 2029, así como aumentar las cuotas de los trabajadores a la Seguridad Social hasta el 22% (ahora es el 18,7%).

Actualmente los alemanes nacidos antes de 1952 se pueden jubilar anticipadamente a los 63 años, con un mínimo de 15 años de cotización y una penalización del 0,3% mensual en la pensión por cada mes de retiro anticipado. La edad oficial de jubilación está en los 65 años. Un portavoz del Gobierno de Berlín se ha limitado a defender su plan con el retraso progresivo de la jubilación.

MÁS VIEJOS Y MENOS JÓVENES

La propuesta del Bundesbank, a 44 años vista, afectaría a las generaciones más jóvenes (las menos numerosas) que acaban de incorporarse al mercado de trabajo (en el mejor de los casos) o que lo harán en los próximo años.

El aumento de la esperanza de vida y la caída de la natalidad son las causas de que el emisor alemán plantee el debate de nuevos ajustes para garantizar la estabilidad financiera. Con jubilados que cobrarán durante más tiempo una pensión y con menos población activa (no solo porque haya menos nacimientos sino por la sustitución de máquinas por personas), los ingresos del Estado sufrirán un desequilibrio al que el Bundesbank quiere anticiparse. Con su recomendación asegura que se evitará la caída de las rentas de los pensionistas.

En su análisis, el Bundesbank no introduce la variable de la inmigración por lo que no contempla la llegada de remesas de trabajadores de otros países, como ocurrió en los años 50 y 60 del siglo pasado, para cubrir la falta de mano de obra local.