La Administración del expresidente George Bush pagó más dinero por las acciones de los bancos que el valor que recibió a cambio. Esta es la conclusión a la que ha llegado la comisión de control del plan de rescate bancario en un estudio que su presidenta, Elizabeth Warren, presentó ante un comité del Senado el pasado jueves. Según las conclusiones de la comisión --creada en la ley que autorizó el plan de rescate--, el sobreprecio que ha pagado el Estado es de unos 60.000 millones de euros.

Es la diferencia que hay entre haber pagado unos 197.000 millones en activos que en realidad valían 136.000 millones. Los cálculos se han realizado a partir de las inversiones en 10 entidades, ocho de las consideradas "sanas" pero que necesitaban asistencia y dos de las que corrían grave riesgo de quiebra. En el primer caso, el Tesoro recibió 60 euros por cada 77 invertidos. En el segundo, 31 euros por cada 77. Extrapolados estos resultados a las 300 entidades en las que intervino surge la cifra de los 60.000 millones de desfase.

O, dicho de otra forma, tal como Warren presentó el asunto a los senadores: el Tesoro invirtió 31.000 millones de euros en American International Group y recibió acciones que en realidad valían 11.400 millones de euros. Morgan Stanley es otro ejemplo que cita el informe: los 7.700 millones de euros invertidos en ese banco se convirtieron en acciones que valían 4.500 millones.

Esta disparidad en las cifras desmintió lo anunciado en su momento por el secretario del Tesoro, Henry Paulson, que dijo que el Estado recibía un dólar por cada dólar invertido. "La forma en la que el secretario del Tesoro lo describió no se corresponde con los números de nuestro extenso análisis", dijo Warren ante los senadores.

¿Por qué? Warren recurrió a un ejemplo pictórico. "Tenemos 10 pinturas frente a nosotros y anuncio que voy a pagar un millón por cada una, pero una es un Picasso, otra un Rembrandt y las otras no".

EJEMPLO ILUSTRATIVO Es decir, el Tesoro pagó lo mismo por acciones de diferentes instituciones que no valían lo mismo dado que no tuvo en cuenta el factor de riesgo de las entidades. El objetivo de esta estrategia era incentivar la participación en el programa de rescate. La consecuencia es, según el informe, "que el Tesoro ofreció a las entidades más débiles mayores subsidios que a las más fuertes".

Neel Kashkari, que aún dirige el programa de rescate, afirmó que al final del proceso los contribuyentes no habrán malgastado su dinero.