Humo, mucho humo. El emergente mercado europeo de derechos de emisión de dióxido de carbono (CO2) vive momentos de extrema inestabilidad, con un desplome del precio de la tonelada o, lo que es lo mismo, del precio de emitir gases contaminantes, que ha llegado a superar el 70%. La tonelada de CO2, que llegó a situarse en 30 euros, cayó la semana pasada hasta ocho y se encuentra en la actualidad en el entorno de los 15/16.

La caída, que abarata y hace más atractivo adquirir derechos de emisión de CO2 que invertir en tecnologías para reducirlas, se debe al balance de emisiones contaminantes del año pasado difundido por la Comisión Europea. Según este, las industrias y empresas no emplearon todos los derechos que les asignaron sus gobiernos.

Aunque primero el desplome se debió a filtraciones, las primeras informaciones oficiales confirmaron el lunes que varios países tuvieron exceso de permisos de emisión de humos. "En la actualidad, se produce un mayor volumen de compras que de ventas", dado el nivel de los precios en la actualidad, afirma Javier Tordable, director general de Sendeco2, la bolsa de derechos de emisión de CO2 de Barcelona.

SALDO VENDEDOR Los 21 países de la Unión Europea de los que se han difundido datos registraron un saldo vendedor ¿Conclusión? Un sustancial abaratamiento del precio del derecho a contaminar y con perspectivas a la baja. Es justo lo contrario de un sistema que perseguía estimular las inversiones en reducción de emisiones, un modelo fundamentado en la escasez, según los expertos.

La Comisión Europea ya plantea unos planes de asignación nacionales más duros para el periodo siguiente, 2008-2012, e incluso se llega a plantear que los derechos no se asignen gratuitamente, sino que se obtengan mediante subastas, como han hecho Irlanda o Dinamarca. El modelo de los derechos es en el que se basa Europa para cumplir los requerimientos medioambientales del protocolo de Kioto.

SUPERAVIT DE 44 MILLONES En conjunto, los 21 países y las 9.420 instalaciones industriales y energéticas incluidas en el sistema registraron el año pasado un superávit de 44 millones de toneladas. Algunos países, como España, experimentaron déficit, con lo que las empresas implicadas tuvieron que comprar derechos en el mercado. En España, la compañía más deficitaria fue la eléctrica Endesa, que cuenta con un importante parque de centrales de carbón.

Mientras unos ven el balance del primer año del sistema como un fracaso, otros lo perciben como un presagio de "recortes drásticos" en las asignaciones nacionales para el 2008-2012, que deben estar listos a finales de junio. La primera fase del sistema se ha basado en el learning by doing, es decir, aprender al hacer, explican los expertos.

En cualquier caso, los precios tendrán que tender al alza. "A todo el mundo le interesa que suban. A las administraciones, como mecanismo para reducir la polución; y a los bancos, para estimular la creación de fondos que invierten en proyectos, centrales hidroeléctricas y otras en el tercer mundo que conceden créditos de emisión y que, por tanto, requieren un buen diferencial entre los precios actuales y los futuros", dicen analistas.