"No estamos en una crisis financiera, es una crisis económica" propiciada por la depreciación del valor de los activos inmobiliarios, sostuvo ayer Juan María Nin, director general de La Caixa, en una conferencia en Barcelona. Iniciar la recuperación, por tanto, depende de que la depreciación de esos activos toque fondo, lo que todavía no ha ocurrido. "Cuando el valor de los inmuebles deje de bajar, se podrá establecer el de los préstamos y, por consiguiente, el de los bancos", lo que dará pie a que se inicie la recuperación, vaticinó.

Nin, sin embargo, no aclaró la proximidad o lejanía de ese momento. Apuntó, eso sí, que si el origen de la crisis fuera financiero, las medidas que han tomado los gobiernos para atajarla hubieran sido suficientes. "Estamos ante una crisis económica, que nos lleva a la recesión", dijo.

El directivo de la primera caja española recordó que todos los esfuerzos de los gobiernos están encaminados a que "funcione" el crédito, "que es la base de la economía", y que actualmente está bajo mínimos tanto desde el lado de la demanda como de la oferta: "Es más dura que hace unos meses, porque las primas de riesgo han subido mucho para las entidades y la morosidad es creciente".

APOYO AL BCE Defendió, asimismo, el sólido control del Banco Central Europeo (BCE) sobre la inflación y los tipos de interés, aunque celebró que el precio del dinero haya comenzado a descender, ya que la hipoteca media en España ha subido 1.200 euros en 12 meses, lo que supone pagar 100 euros más cada mes. Con todo, defendió: "Nunca ha habido más liquidez que ahora, pero está parada por la falta de confianza".

Desde su punto de vista, ni la situación ni los negocios volverán a ser lo mismo, ya que cualquier negocio que se ponga en marcha necesita más capital que antes --entre un 20% y un 40% más-- y menos crédito.