Caja España y Caja Duero (ambas con sucursales en Extremadura) aprobaron ayer el inicio de un proceso de fusión del que Caja Burgos se ha desmarcado en el último momento, por lo que la Junta de Castilla y León ha pedido responsabilidades a los directivos de la entidad burgalesa.

Los consejos de Administración de Caja España y de Caja Duero, en sendas reuniones en León y en Salamanca, respectivamente, acordaron por unanimidad iniciar el proceso, que se espera que concluya en 2010.

Por su parte, el Consejo de Administración de Caja Burgos fue unánime en rechazar la fusión, al no estar de acuerdo en criterios de reparto de cargos y sedes planteados por las otras dos.

El presidente de Caja España, Santos Llamas, informó de que será prácticamente como "empezar de cero" en este proceso, en el que "hay mucho avanzado" pero hay que "refundirlo" y "adaptarlo" a las dos entidades. y confirmó que una vez que lo apruebe la asamblea general, el 30 de junio de 2010 "esté registrada y operativa" la entidad resultante, en aras a "empezar a funcionar a primeros de julio".

Por su parte, el presidente de Caja Duero, Julio Fermoso, en rueda de prensa, dijo que tras desmarcase Caja Burgos, es necesario estudiar los planes de negocio y de viabilidad para la entidad resultante de la fusión. Para ello, el Consejo de Caja Duero ha pedido a su dirección general que antes del 30 de noviembre haya adaptado "los estudios existentes al nuevo escenario".

Fermoso recalcó que la negociación estará marcada por un "riguroso análisis" de la situación laboral en que queden los trabajadores con la fusión, de cuya entidad se manifestaron ayer en contra unos 300.

El presidente de Caja Burgos, José María Arribas, aseguró el Consejo está "decepcionado", después de que el día 7 les llegara un documento que establecía un reparto de sedes y un organigrama "que en modo alguno eran frutos de consenso".