Las diferentes sensibilidades del sector del ahorro consensuaron ayer una propuesta común de reforma para que las cajas tengan más facilidad para captar capital. La principal idea es que cada entidad pueda hacerse un "traje a medida" entre varios mecanismos. Pero la más llamativa es que abogan porque se les permita operar mediante un banco.

El consejo de la patronal CECA, cuyo máximo dirigente es el presidente de La Caixa, Isidre Fainé, dijo ayer que el objetivo es "preservar" el modelo del sector. Un modelo que, a su juicio, se caracteriza por la obra social, la denominación como cajas de ahorro, la composición plural de los órganos de gobierno y la existencia de un Fondo de Garantía de Depósitos del sector.

Una vez exorcizado el fantasma de la privatización, la patronal afirmó que concede una "importancia especial" a reforzar las cuotas participativas (especie de acciones, pero que hasta ahora no tienen derechos políticos). Para hacerlas más atractivas, apostó por dotarlas de representación en los órganos de gobierno y porque su retribución dependa totalmente del beneficio.

La obra social, añadió, se nutrirá de las ganancias atribuibles al capital previo a la emisión de las cuotas. Además, abogó, en situaciones de crisis de la firma se suprima el límite que impide que los títulos supongan más del 50% del valor de la caja.

Como segunda opción, la CECA propugna que las cajas puedan operar "de forma instrumental por medio de otra entidad de crédito". Es decir, abre la posibilidad a transferir el negocio financiero a un banco propiedad de la propia caja. También piden que las fusiones frías puedan crearse mediante una agrupación de cajas, en lugar de con un banco, como ahora.

Por su parte, el subgobernador del Banco de España, Javier Aríztegui, abogó porque cada caja elija su modelo: "aproximarse" al bancario, emitir capital con derecho a voto o no cambiar y ceñirse a su región.