El fin ayer de la huelga de dos días convocada por los tripulantes de cabina (TCP) de Ryanair en España, Portugal, Bélgica e Italia, que ha afectado a más de 100.000 pasajeros, marca el comienzo de un verano en el que la compañía deberá hacer frente a nuevas movilizaciones, ante el descontento también de los pilotos.

Su plan para los próximos meses, según su consejero delegado, Michael O’Leary, es «plantar cara» a los sindicatos y rechazar cualquier demanda que «ponga en riesgo» el modelo de negocio de bajo coste que la ha convertido en la aerolínea con más pasajeros de Europa.

La advertencia llega en la peor semana de cancelaciones de vuelos sufrida por Ryanair en 30 años de existencia, fruto del punto muerto en que se encuentran las negociaciones abiertas con algunas plantillas de sus 87 bases, tras comprometerse el pasado diciembre a reconocer, por primera vez, a los sindicatos independientes.

La huelga efectuada por los TCP en los últimos dos días obligó a Ryanair a cancelar en torno al 12% de los vuelos programados en España, Bélgica y Portugal para esas jornadas, más de 300 diarios.

Y a esta protesta le precedió el martes una huelga de 24 horas, la tercera este mes, convocada por un centenar de pilotos contratados directamente por la compañía en Irlanda, que anunció ayer que volverá a parar el próximo 3 de agosto.

La Asociación de Pilotos Irlandeses de Aerolíneas (IALPA) tomó esa decisión apenas tres horas después de que Ryanair presentase un plan encaminado a reducir en un 20 %, de 30 a 24 aviones, su flota en Dublín a partir de octubre, con la posible supresión de más de 300 puestos de trabajo.

Asimismo, un grupo de pilotos en Alemania decidirá si va a la huelga en agosto, mientras que la compañía considera «probable» que otro grupo de este colectivo en Portugal adopte medidas de fuerza similares el próximo mes.

En este contexto, la reducción de vuelos y, quizá, de empleos en Dublín es vista como un claro aviso para los pilotos, que piden un sistema más transparente de promoción y de transferencia entre bases, y para los TCP, que reclaman mejores condiciones laborales y contratos sujetos a las legislaciones de sus respectivos países.

El parón afectó ayer exclusivamente a España, Bélgica y Portugal, ya que los tripulantes de cabina y los pilotos de Italia se sumaron a la protesta solo durante la primera jornada, que provocó la cancelación de 165 vuelos en ese país.

En España, el Ministerio de Fomento informó de que Ryanair llevó ayer a cabo, 140 de las 144 operaciones aeroportuarias que tenía programadas y hubo dos cancelaciones, frente a las 29 que se produjeron ayer.

En Bélgica, la huelga de la tripulación de cabina de Ryanair obligó en la segunda jornada de paros a cancelar el 80% de los vuelos en el Aeropuerto de Bruselas Nacional y el 60 % de ellos en el de Charleroi. En Portugal, la aerolínea canceló el 70% de sus vuelos: 17 de los 24 previstos.