El precio de venta al público de la gasolina y del gasóleo ha vuelto a alcanzar niveles históricamente altos, al situarse en una media de 84,80 céntimos (141 pesetas) y 73,40 céntimos (122 pesetas), respectivamente. No obstante, en algunos surtidores, la gasolina sin plomo de 95 octanos llega casi a 89 céntimos (148 pesetas) y el gasóleo de automoción, a 83 céntimos (138 pesetas), según los datos que recopila el Ministerio de Economía y que han facilitado compañías petroleras.

En apenas un mes, los carburantes han registrado un encarecimiento que se acerca al 10%, el mismo que durante los últimos 12 meses, y se han situado en cotas que no se alcanzaban desde el otoño del 2000, cuando se produjo un fuerte despegue del precios del crudo y desabastecimiento en las gasolineras por una huelga del sector transportista.

CRUDO POR LAS NUBES

El alza de los precios está estrechamente ligada al incremento experimentado en la cotización del petróleo, cuyo aumento se pronunció a partir de la segunda mitad del año pasado a raíz del recrudecimiento de la ofensiva contra Irak. "Los precios finales no son más que consecuencia de la evolución experimentado por la materia prima", explica Alvaro Mazarrasa, director general de la Asociación de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP).

En el último año, el barril de Brent, calidad de crudo de referencia para dos tercios del consumo del mundo, ha acumulado una subida superior al 60%. La cotización alcanzó ayer el máximo de los últimos dos años, al llegar a superar los 32 dólares (32,08 euros, 5.337 pesetas) para los contratos con entrega en abril en el mercado de Londres. El alza superó durante algún momento de la sesión el 2%.

Según los expertos, los incrementos del crudo habrían sido aún superiores en los últimos meses a no ser por la revalorización del euro con respecto al dólar, que se ha vivido en los últimos meses, debido a que las transacciones energéticas internacionales se pagan en euros.