Habrá huelga general y los sindicatos CCOO y UGT harán todo lo posible para que sea masiva. La fecha la anunciarán hoy en rueda de prensa los líderes Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, y el motivo ya es conocido: el decreto que apruebe mañana el Consejo de Ministros "lesiona gravemente" los derechos de los trabajadores. La movilización contra la reforma laboral del Gobierno socialista se hará en los centros de trabajo e irá creciendo hasta septiembre, pues la fecha más probable para el paro es el día 29, una jornada de protestas en toda Europa. Así pues, el otoño empezará caliente, con el séptimo paro general de la democracia.

Pese a que personas cercanas a José Luis Rodríguez Zapatero y dirigentes del PSOE han destacado el perfil social del jefe del Ejecutivo y su interés, en sus seis años en el poder, por evitar el enfrentamiento con los sindicatos, las presiones de los gobiernos europeos más fuertes y de los mercados financieros han quebrado este retrato idílico.

RODIEZMO EN EL AIRE Aunque todavía queda tiempo para establecer la agenda política del último trimestre de este año, con la aprobación del decreto de reforma laboral Zapatero se ha jugado la invitación que todos los años le hace el SOMA-UGT, sindicato minero, para acudir a su fiesta anual en Rodiezmo (León), que se suele celebrar a principios del mes de septiembre. El presidente del Gobierno ha acudido siempre y ha fijado sus prioridades sociales, pero ahora está en el aire.

En su discurso del año pasado, en plena crisis, Zapatero afirmó: "Tenemos fortaleza como país para afronta la protección social y el cambio de modelo productivo". Sin embargo, la sintonía con los sindicatos se ha quebrado durante las últimas semanas. Varias cosas han pesado en el ánimo de los líderes sindicales que forman parte de las comisiones ejecutivas de ambas centrales, los equipos que han dado luz verde al paro.

EXPLICACIONES El pinchazo de la huelga en el sector público del pasado 8 de junio no cambió la perspectiva sindical. Más bien sirvió para echar mano del manual, es decir, sin movilización y explicación permanente es más difícil tener éxito cuando son muchas las voces en contra.

Una huelga general "no se convoca por decreto ni por correo electrónico", dijo ayer claramente el secretario de Comunicación y portavoz de CCOO, Fernando Lezcano, que añadió: "Participación activa quiere decir debate". Con otras palabras Toni Ferrer, secretario de Acción Sindical de UGT, apuntaba la estrategia: "Vamos a hacer un proceso ascendente de movilización, un proceso de vinculación con los trabajadores" en los centros de trabajo.

Ferrer también acusó al Gobierno de querer menguar el poder de los sindicatos y que "fracasen" para "abrir otras vías de imposición y de reforma en temas como la negociación colectiva y las pensiones".

En espera de que hoy Méndez y Toxo expliquen las razones del paro general, Ferrer adelantó que algunos aspectos de la reforma del Gobierno pueden ser inconstitucionales. Entre ellos se encontraría el veto a que el nuevo fondo de capitalización por despido pague solo las indemnizaciones de los trabajadores con contrato de fomento del empleo (33 días por años trabajado) y excluya a los de contrato indefinido ordinario.

Por parte de la CEOE, su presidente, Gerardo Díaz Ferrán, advirtió de los peores presagios en caso de huelga. "Lo único que se consigue es perjudicar más la marcha de la economía", dijo, al tiempo que tachaba de "inmovilistas" a los sindicatos y les pedía "altura de miras" y unas relaciones laborales "modernas y flexibles".

EL GOBIERNO Al Gobierno parece no preocuparle el malestar sindical ante una reforma laboral que "es una necesidad para la economía", dijo Carlos Ocaña, secretario de Estado de Hacienda. El Ejecutivo no tiene más alternativa que hacer cambios "ambiciosos" en el mercado laboral, añadió, y recordó que son las Cortes, y no los sindicatos, quienes aprobarán el decreto.