El comité de empresa de Seat ha iniciado la búsqueda de un inversor español dispuesto a entrar en el capital del grupo alemán Volkswagen. Los sindicatos consideran que la presencia en el consejo de administración de Volkswagen o Seat de la Administración o de alguna entidad financiera permitiría que la filial española ganara peso en la toma de decisiones de la multinacional en un momento en el que la marca afronta una reestructuración por una caída de la producción.

Para los sindicatos, la opción de buscar un socio español para una empresa como Seat, que fue pública hasta 1986, cuando Volkswagen la compró, no es descabellada. Ponen como ejemplo a la filial checa, Skoda, en la que el Gobierno del país está presente en el consejo de supervisión de la compañía con el viceministro de Industria. En el mismo organismo también están representantes sindicales checos.

UGT y CCOO reconocen que el coste de la operación sería elevado si se trata de comprar un 5% que permita sentarse en el consejo de administración de VW. Teniendo en cuenta el coste que supuso para Porsche la reciente compra de un 20% del grupo (3.000 millones), el precio de un 5% de las acciones rondaría los 750 millones de euros (124.789 millones de pesetas). En el consejo de administración de VW, el primer accionista hasta la entrada de Porsche era el Gobierno de Baja Sajonia, donde la compañía tiene su sede central.

Para Matías Carnero, presidente del comité de empresa de Seat y dirigente de UGT, la presencia de un inversor español en el capital de VW está plenamente justificada por la importancia de la fábrica de Martorell (Barcelona), que es la única planta automovilística de España que cuenta con marca y centro de investigación y desarrollo propios.

La Generalitat de Cataluña ya ha adelantado que la compra de acciones de Seat o de VW no encaja en la política industrial del Gobierno tripartito.