Con el balón de oxígeno que han supuesto las medidas anticrisis surgidas de la llamada comisión Zurbano --el real decreto aprobado el viernes por el Consejo de Ministros contará con el respaldo de una amplísima mayoría parlamentaria--, el Gobierno se apresta a cerrar un acuerdo social con empresarios y sindicatos antes de que finalice este mes.

Hoy el Ministerio de Trabajo entregará a los representantes de los sindicatos CCOO y UGT y a la patronal CEOE un documento que compendia los temas tratados desde febrero pasado y pone en valor los acuerdos, pero deja en el aire las diferencias insalvables. El temor en las dos grandes centrales es que José Luis Rodríguez Zapatero tenga la tentación de ceder ante la CEOE en un aspecto tan irrenunciable para ellos como la bajada de las cotizaciones sociales.

Los agentes sociales califican de "borrador" el documento que les ha prometido el Ejecutivo y esperan estudiarlo en los próximos días. En el papel quedarán patentes los asuntos en los que hay acercamiento: regulación de la jornada laboral y su posible reducción, y un plan de choque y políticas activas para crear empleo entre los más jóvenes.

Las distancias se mantienen en dos cuestiones: los contratos indefinidos con indemnización de 33 días por despido y la rebaja de las cotizaciones sociales. Esta última reivindicación de la CEOE ha sido rechazada por el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, y el secretario de Estado de la Seguridad Social, Octavio Granado. Pero puede ser una cortina de humo, un globo sonda o una forma de presión. "Sabemos de los desmentidos, pero también de la tentación de ceder", dijo una fuente sindical.

El pasado martes, Rodríguez Zapatero convocó a la Moncloa a Cándido Méndez y a Ignacio Fernández Toxo. Les sondeó sobre los distintos modelos de reforma laboral y les pidió comprensión ante la posibilidad de que el Gobierno hiciera concesiones a la CEOE.