La reunión de la junta directiva de la CEOE arropó ayer, como nunca hasta ahora, al presidente de la patronal en su pulso con el Gobierno tras la ruptura del diálogo social. Lejos de achicarse tras las críticas del presidente del Ejecutivo, los empresarios ratificaron ayer la línea dura de su máximo dirigente, Gerardo Díaz Ferrán, y decidieron plantar cara a José Luis Rodríguez Zapatero.

Los representantes de las organizaciones empresariales españolas se apropiaron del lema de Todos a una y mostraron una imagen sin fisuras. Díaz Ferrán entró en la sala de la sede madrileña de la patronal ovacionado por todos los dirigentes empresariales, incluso por aquellos que en alguna ocasión lo criticaron. "Gracias por vuestro apoyo. Lo necesitaba", confesó el presidente de la CEOE al inicio del encuentro de la junta directiva.

GESTOS DE APOYO Al acabar una reunión que duró casi tres horas, Díaz Ferrán compareció ante la prensa arropado por los principales dirigentes empresariales, incluido uno de los vicepresidentes de la CEOE, Juan Rosell. Todos los gestos estaban preparados en una reunión de gran expectación mediática.

Si Zapatero esperaba que el mensaje lanzado la semana pasada acusando de inflexibilidad a la CEOE fuera suficiente para que Díaz Ferrán se amilanara, obtuvo la respuesta contraria. Repelió los ataques y ofreció reanudar en septiembre la negociación, pero dejando claro que considera imprescindibles llevar a cabo las reformas estructurales que motivaron el fracaso del diálogo social justo cuando parecía que el acuerdo estaba al alcance de la mano.

"Después de que el Gobierno decidiera romper la mesa de negociación, hay que volver a sentarse en septiembre para iniciar un diálogo constructivo que evite más cierres de empresas después de los 300.000 que ha habido en un año entre empresas y autónomos", indicó Díaz Ferrán.

La alternativa a no llevar a cabo las reformas que piden los empresarios será poco menos que catastrófica, según Díaz Ferrán: "El paro seguirá subiendo hasta niveles nunca vistos, mucho más preocupantes que ahora". En el comunicado consensuado en la junta directiva, se afirma que "en el diálogo social deben estar presentes las reformas estructurales, entre ellas la laboral, imprescindibles para afrontar la situación y poder sentar las bases para salir de la crisis de forma eficaz y lo más rápida posible".

En palabras de un miembro de la CEOE, la patronal no quiere un "acuerdito", sino medidas eficaces. "Tenemos que recuperar la mesa de diálogo. España lo necesita. Tenemos que buscar --afirmó el presidente de la patronal-- soluciones sin líneas rojas ni perímetros. Hay que discutir de todo con altura de miras. No podemos seguir siendo el farolillo rojo del desempleo en Europa".

Pero, ¿cómo recomponer el diálogo con el peor enfrentamiento hasta ahora entre el Gobierno y la patronal? El vicepresidente de la patronal, Juan Rosell, intentó poner un toque conciliador al decir a este diario que "hay que pasar página" y actuar como en la negociación de un convenio colectivo, donde "lo que parece imposible un día se convierte en un acuerdo al día siguiente". De momento, la cúpula de la CEOE tendió una mano pero con el puño cerrado para responder algunos intentos de cuestionar la representatividad del empresariado, que Díaz Ferrán calificó de "ejercicio de demagogia" para sentenciar: "A mí no me eligen los sindicatos ni el Gobierno, me eligen los empresarios".

También negó cualquier intento de boicotear el acuerdo al plantear de nuevo en la fase final el abaratamiento del despido y la rebaja de cinco puntos de las cotizaciones a la Seguridad Social. El Gobierno sabía desde enero la posición de la CEOE, aunque Díaz Ferrán dijo que esas dos propuestas se debatieron en las últimas reuniones porque "unas tardes se hablaba de algunas medidas, y otras de otras medidas". "Es gracioso que digan que la reforma laboral se puso sobre la mesa a última hora".

Antes de conocer el alegato empresarial, el ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, se mostró escéptico sobre la reanudación del diálogo. "La CEOE ha hecho imposible los acuerdos", recordó. Por tanto, parece que hará falta mucho trabajo diplomático para recomponer el puzzle de la negociación.

INDEPENDENCIA Por otra parte, la junta directiva de la CEOE subrayó ayer su "autonomía e independencia" en un momento en el que se apunta la influencia del PP sobre la patronal como un factor decisivo para la propuesta de máximos que traspasó las líneas rojas del Gobierno. Díaz Ferrán admitió que hubo una comida de la cúpula de la organización con el máximo dirigente del PP, Mariano Rajoy. "Hemos comido con Rajoy --aseguró Díaz Ferrán-- y con otros dirigentes políticos de todo signo para buscar sabia nueva para las soluciones a la crisis". Agregó que "ninguna comida puede variar los principios de la CEOE". En cambio, la patronal sí ve al Gobierno escorado hacia los sindicatos al considerar que las líneas rojas impuestas fueron apuntadas por UGT y CCOO.