Ni China ni EEUU quieren que Google empeore las ya deterioradas relaciones entre ambos países, después de que la compañía estadounidense trasladara su web a Hong Kong y dejara de censurar los contenidos en el mercado chino. Por eso, los gobiernos chino y estadounidense enfocaron ayer el caso como una mera decisión empresarial. Google incrimina a China de los ataques al buscador en enero.

El país asiático sacó la artillería contra Google, pero se esforzó en no elevar la tensión diplomática. El portavoz del Ministerio de Exteriores, Qin Gang, enfatizó que se trataba de una "decisión de una empresa particular" y que las relaciones con Washington quedarán a salvo, "siempre que no se politice".

El Consejo de Estado chino acusó a Google de haber roto "una promesa escrita" al dejar de filtrar los resultados. Más que en las reacciones oficiales, la ira de Pekín se mide en los medios, que estos días coleccionan editoriales contra la compañía. A China le solivianta más el descrédito por la marcha de la multinacional que los efectos prácticos sobre la censura.

Sobre el logotipo de Google en su sede pequinesa aparecieron ayer flores y chocolate como muestras de apoyo. En la red hay división entre los que aplauden su apuesta por la libertad y el sector ultranacionalista que usa los foros para hacerse oír. Muchos son los indiferentes: Google es minoritario en China, lejos del buscador chino Baidu.

La primera reacción de la Casa Blanca llegó en boca del portavoz del Consejo Nacional de Seguridad, Mike Hammer, quien mostró su "decepción" por la ruptura de las negociaciones entre Google y el Gobierno chino.

Hammer aseguró que la firma de Mountain View comunicó sus planes a la Casa Blanca antes de hacerlos públicos, una decisión de la empresa "basada en lo que considera la defensa de sus propios intereses" y que el Gobierno estadounidense respeta. Subrayó que los vínculos entre Washington y Pekín son lo suficientemente "maduros" como para hacer frente a estas "diferencias".

IMPLICACIONES El portavoz del Departamento de Estado, Philip Crowley, mantuvo el mismo discurso, pero con una advertencia añadida: "Si yo fuera China, consideraría seriamente las implicaciones cuando una de las más reconocidas instituciones del mundo decide que es demasiado difícil hacer negocios en China". La Administración de Obama, aseguró, seguirá en contacto con China para discutir sobre la libertad en internet. Amnistia Internacional y Human Rights Watch exigieron ayer el fin de la censura en el país. Ayer, las acciones de Google en Wall Street caían más del 2%.

Donde sí ganó ayer Google una batalla fue en el Tribunal de Justicia de la UE, que afirmó que la firma no vulnera los derechos de marca al dejar que los anunciantes adquieran las palabras clave de las marcas de sus competidores, si queda claro el origen del producto publicitado.