Citigroup, el mayor banco de EEUU, hizo hoy frente a las críticas sobre su falta de eficiencia con un ambicioso plan de reestructuración que provocará la salida de 17.000 empleados y generará un ahorro de 4.600 millones de dólares en 2009. Tras semanas de especulación, el presidente y consejero delegado, Charles Prince, detalló hoy públicamente el contenido del plan que ha estado preparando su equipo en los últimos tres meses, bajo la dirección del director de operaciones Robert Druskin.

Con este programa de acción, la dirección de Citigroup trata de afrontar las duras críticas que le han realizado los analistas y los inversores por el acelerado crecimiento de los gastos, el lento avance de los beneficios y la pobre revalorización de la acción en bolsa. De hecho, desde que Prince asumió el cargo, hace tres años y medio, las acciones del banco neoyorquino se han revalorizado un 13 por ciento, muy por debajo del 30 por ciento que han subido competidores como el Bank of America o JP Morgan.

Uno de los accionistas más críticos ha sido el multimillonario príncipe saudí Alwali Bin Talal Alsaud, quien se quejó públicamente de que los gastos estaban creciendo mucho más rápido que los ingresos, lo que estaba erosionando el ratio de eficiencia del banco. La pata central del plan anunciado hoy es la reducción de la plantilla en un 5,2 por ciento, lo que supone unos 17.000 empleados, de los 337.000 que cuenta en todo el mundo, en tanto que otros serán trasladados a otros lugares con menores costes. Según informan hoy medios financieros, más de la mitad de los despidos se producirán fuera de los Estados Unidos.

Plan de ahorro

El plan en su conjunto, según fuentes de la empresa, aportará al grupo un ahorro de 2.100 millones este año, 3.700 millones el año que viene, y 4.600 millones en 2009. No obstante, le obligará a realizar unos cargos de 1.380 millones brutos (871 millones netos), en el primer trimestre, así como otros 200 millones en lo que queda de año. La empresa ha anunciado que reducirá puestos intermedios, lo que permitirá acercar al cliente el directivo que gestiona el negocio, y especialmente eliminará puestos administrativos tanto en las oficinas regionales como en la sede central, donde se estaban produciendo unas ciertas duplicidades. También planea cerrar algunas oficinas, incluido medio centenar de sucursales de su filial Smith Barney.

Además del recorte de plantilla de 17.000 personas, desplazará unos 9.500 puestos de trabajo a lugares con menores costes, tanto a nivel doméstico como internacional. Una de los lugares elegidos en la localidad de Buffalo, una zona deprimida al noroeste del Estado de Nueva York, donde la entidad podrá beneficiarse de ayudas publicas.

Otras medidas será centralizar las actividades de contratación de bienes y servicios (procurement), y "racionalizar" los gastos en tecnología, a través de la implantación de una plataforma única y simplificada. Con todo ello, la entidad tratará de crear una estructura más dinámica, reducir los costes de crecimiento y poner las bases para su futura expansión. "En diciembre pasado, di a mi equipo una simple directiva: eliminar todos los costes organizativos, tecnológicos y administrativos que no aporten nada a nuestra capacidad de dar un servicio eficiente a la clientela", dijo hoy el consejero delegado Charles Prince.