De nada le ha servido al presidente del Banco Mundial (BM), Paul Wolfowitz, haber pedido perdón, arrepentirse y reconocer su error. El escándalo por un supuesto caso de nepotismo ha colocado contra las cuerdas al presidente de este organismo internacional justo cuando este fin de semana se celebra en Washington la reunión conjunta del BM y el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la cumbre del G-7.

Solo el hombre que lo nombró para el cargo, el presidente de EEUU, George Bush, expresó ayer públicamente su apoyo al que fuera uno de los arquitectos de la guerra de Irak y destacada figura neoconservadora, sobre cuyo futuro en el consejo de administración del BM ha prometido una rápida resolución.

Pocos apuestan en Washington por la continuidad de Wolfowitz, que decidió el aumento de sueldo y la promoción de su compañera sentimental y funcionaria del BM, Shaha Razia, al tomar posesión de su cargo en el 2005 como compensación para que pasara a trabajar en el Departamento de Estado de EEUU con el objetivo de evitar conflictos de intereses en el BM.

COMUNICADO En un comunicado hecho público ayer, el consejo del banco afirmó que Wolfowitz no comunicó la promoción de Razia ni su aumento de sueldo.

"El consejo actuará con celeridad para alcanzar una conclusión de las posibles medidas a tomar", reza el comunicado, que añade que la decisión se tomará basándose en las consecuencias que la actitud de Wolfowitz puede tener en el BM, cuya función es luchar contra la pobreza y mejorar las condiciones de vida de países en desarrollo.