La mayoría de los ciudadanos es consciente de la problemática social y ambiental que nos rodea, y dado que no se vislumbra una clara solución política al grave problema del calentamiento global, debemos ser nosotros mismos quienes empecemos a hacer un uso más responsable de los recursos de nuestro planeta y emprender acciones encaminadas a contribuir a la mejora de su situación.

Debemos hacer algo, y una de las acciones más sencillas que está al alcance de cualquier persona es "ser responsable" de sus propios actos de consumo. Es de sentido común que el acondicionamiento de nuestras viviendas debe ofrecernos protección ante las inclemencias climatológicas. Por este motivo, la técnica ha contribuido a paliar este problema a través de sistemas de acondicionamiento térmico, que paulatinamente, han ido incorporando importantes innovaciones en materia de ahorro y eficiencia energética. Sin embargo, a pesar de que los equipos actualmente destacan por sus altos niveles de eficiencia, no cumplir con las recomendaciones relativas a las cualidades energéticas de la vivienda y el mal uso por parte de los consumidores de los equipos de aire acondicionado, hace que se incremente el coste económico de este recurso. Precisamente, los aparatos de aire acondicionado son responsables en gran medida del incremento del consumo energético en la época estival. En plena canícula, todos sentimos más calor al mediodía, por lo que los usuarios domésticos y del sector terciario (que comprende la hostelería, el comercio y los edificios públicos) ponemos en marcha los aparatos casi a la par.