¿"Es tu coche un símbolo de tu estatus? Pues podría ser un objetivo?". El distrito financiero de Londres se despertó ayer a medio gas, con muchos establecimientos y bancos con el cartel de cerrado y los escaparates protegidos con tablones de madera. Pocos coches y pocos trabajadores, y los que había sin traje, quizá para evitar representar el estatus al que se refería el folleto repartido por la policía.

Las protestas previstas, en un principio de carácter totalmente pacífico, derivaron en graves enfrentamientos con las fuerzas de seguridad y ataques a varias entidades financieras cuando los agentes intentaron limitar la capacidad de movimiento de los más de 5.000 manifestantes que se congregaron ayer en la capital británica.

Los intereses de los participantes en los actos de protesta con motivo de la cumbre del G-20 eran de lo más variado: contra el cambio climático, contra las guerras de Irak y Afganistán, contra la caza del zorro, anarquistas, por la crisis económica... El sol que, excepcionalmente, brilló ayer en Londres, invitaba a salir a la calle y a blandir una pancarta.

A las once de la mañana, los manifestantes accedieron a la City (como se conoce el distrito financiero) por las cuatro paradas de metro que se encuentran ubicadas en la zona. El objetivo consistía en que las diferentes concentraciones avanzaran hasta coincidir a mediodía ante la sede del Banco de Inglaterra. Cuatro marionetas enormes representando a los jinetes del Apocalipsis acompañaban a la marabunta. El de color rojo encarnaba la guerra; el verde, el cambio climático; el blanco, los "crímenes del dinero"; y el negro, a los pobres.

Asalto del Royal Bank

Los participantes, en un ambiente festivo, unos con música de reggae, otros con jazz, coreaban eslóganes contra los políticos y contra los banqueros. Se podía distinguir a alguna familia y muchos jóvenes del continente, sobre todo franceses. Los que llevaban la cara medio cubierta o portaban capucha fueron invitados a descubrirse.

La estampa pacífica se vino abajo cuando empezaron los primeros lanzamientos de objetos contra los policías: botellas, huevos, manzanas... Primeras refriegas. Los policías blandieron sus porras y utilizaron esprays para disuadir. La sede del Royal Bank of Scotland (RBS) --que tuvo que ser seminacionalizado por la mala gestión-- fue asaltada por un grupo de manifestantes que dejaron su sello en las paredes con varias inscripciones como "Superad la inflación: comeos a los ricos" y "Corrupción". Los vándalos rompieron cristales, entraron en el local y lanzaron por las ventanas los ordenadores y todo el material de oficina.

Los policías, a pie y a caballo, empezaron a cerrar las callejuelas adyacentes a la plazoleta del Banco de Inglaterra, y la ira creció. "¡Estas calles son nuestras calles! ¡Estos bancos son nuestros bancos!", gritaban.

Durante la tarde, los enfrentamientos continuaron, ya que la policía impidió que las más de 5.000 personas se dispersaran por toda la ciudad y mantuvo la zona cercada. Al cierre de esta edición, el grueso de los manifestantes continuaban todavía rodeados de controles policiales. Según las últimas cifras hechas públicas, 19 personas fueron arrestadas.