Las buenas intenciones a veces no bastan. Una de las promesas electorales que esgrimió José Luis Rodríguez Zapatero para ser reelegido como presidente del Gobierno el pasado año fue la puesta en marcha de un comparador de precios en el sector de la distribución. En diciembre cumplió su palabra. Pero lejos de lo que podría haber sido, el Observatorio de Precios del Comercio Minorista se convirtió en un instrumento que levantó recelos. El Ministerio de Industria defiende que es el "mejor y único" comparador, pero la distribución opina que "confunde al consumidor" y perjudica "injustificadamente" a las empresas ya que no tiene "rigor metodológico".

Según el Observatorio, en el segundo trimestre de este año se ha producido un descenso del 3,2% en los precios de los productos alimenticios respecto del primer trimestre. Esto es debido a que las empresas están intentando captar clientes aprovechando la crisis con ofertas (los márgenes habían aumentado en los últimos años) y que el precio de las materias primas es algo inferior.

Así, en todas las ciudades estudiadas se reducen los precios de los alimentos (entre el 1% y el 7,5%), mientras que es la categoría de frutas y hortalizas la que más se ha abaratado (más del 10%). Comprar en una ciudad u otra puede suponer un ahorro del 15% (Avila es la más barata y Pamplona, la más cara), y todos los formatos comerciales han rebajado más de 3 % el coste de la cesta de la compra.

Menos diferencias

Todas las enseñas han disminuido sus precios y, además ha bajado la diferencia de coste de productos de alimentación entre la compañía más barata (Mercadona) y la más cara (El Corte Inglés) de 31 a 21 puntos. El Observatorio también analiza el ahorro si se compran primeras marcas o productos del distribuidor en un mismo establecimiento: en alimentación envasada, el ahorro del consumidor se sitúa entre un mínimo del 27% y un máximo del 38%, según la insignia.

¿Es un problema que el ministerio apunte cuál es la enseña más cara y más barata? El sector de la distribución defiende que no, que el problema es cómo se elabora el informe. Industria recoge los datos de los establecimientos en un periodo largo, de entre 11 y 15 días, para su posterior comparación. "Todo el mundo sabe que no es posible comparar, por ejemplo, el precio de un pescado un lunes y un viernes, en una ciudad u otra. Nadie lo haría. Pues el Ministerio de Industria los compara como si fuera lo mismo, y así se elabora el informe. Se parecen como un huevo a una castaña", señalan fuentes de una cadena de súper.

"El estudio contiene graves errores metodológicos que, de corregirse, tendrían resultados muy distintos", manifestaron fuentes de la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (Anged). La patronal critica que no se puede comparar un establecimiento con 1.000 referencias y en el que el 60% son de marca de distribución con otros establecimientos con 10.000 referencias y el 25% de marca del distribuidor. Según fuentes del sector, tampoco se tiene en cuenta que la calidad de un producto varía según su procedencia.

"No es un Observatorio de Precios hostil a la distribución comercial, sino amigable para todos, también para los ciudadanos", aseguró el ministro Miguel Sebastián en la presentación del observatorio, en diciembre. Su llamada parece no haber tenido éxito.