Un viejo axioma bursátil, quizá el más repetido: hay que comprar con el rumor y vender con la noticia. Está tan extendido que hay quienes lo consideran excesivamente conservador y defienden, gustosos del riesgo y la adrenalina, que la auténtica rentabilidad está en hacer justo lo contrario. Pero para la mayoría ruidosa y createndencia sigue siendo un principio totémico.

Ayer pasó. Corrió el rumor en el mercado de que el Banco Central Europeo (BCE) estaba comprando deuda pública portuguesa e irlandesa, tan castigada en las últimas sesiones. No es mala cosa que la autoridad monetaria salga al rescate, pensaron aliviados los inversores. Además, Grecia logró colocar letras a seis y doce meses pagando unos tipos más altos pero con una demanda cinco veces mayor que la oferta.

Dos tacitas de tila que contribuyeron a que la diferencia de rentabilidad de la deuda pública española respecto a la alemana de referencia se relajase hasta los 197 puntos básicos. Eso sí, después de tocar los 208 durante la sesión.

En realidad, nada sustancial ha cambiado en torno a una deuda de la periferia europea, que sufre una tensión creciente desde hace un mes. Sigue sin aclararse el mecanismo de rescate europeo, que en principio no se perfilará hasta diciembre. Y sigue enturbiando el ambiente las declaraciones del ministro germano de Finanzas (otra vez Alemania) defendiendo que los inversores podrían tener que renunciar a cobrar parte de la deuda pública en caso de quiebra de un Estado. Todos pendientes, en fin, de la reunión del G-20.

¿Comprar, entonces, con el rumor? Pues sí, porque el castigo de las últimas sesiones se antojaba excesivo. De hecho, el Ibex 35, el selectivo que más ha sufrido entre los grandes del continente últimamente, fue el que más subió. Se apuntó un alza del 1,15%, hasta los 10.409,8 puntos, frente a un repunte medio europeo del 0,75%. Los peores de los últimos días estuvieron entre los primeros. El BBVA, muy castigado por su ampliación de capital, subió el 1,49%, y el Santander despuntó el 1,88%. Otros grandes valores como Telefónica (0,43%, un día después de pagar dividendo) y Repsol (1,31%) también contribuyeron.

En este último caso, contribuyeron las perspectivas del petróleo, que ayer marcó un máximo de dos años (más de 87 dólares por barril) y para el que la Agencia Internacional de la Energía (AIE) pronosticó un precio de 100 dólares en el 2015 y de 116 dólares en el 2035.