La total confrontación entre los países productores y consumidores respecto a la brutal escalada del crudo provocó ayer el enésimo máximo histórico del petróleo. Al igual que sucedió hace dos semanas en la cumbre organizada por Arabia Saudí, el Congreso Internacional del Petróleo que se ha celebrado estos días en Madrid se cerró ayer dejando un panorama sombrío: las dos partes tienen un diagnóstico incompatible sobre las razones de la crisis energética y, lo que es peor, de las medidas necesarias para solucionarlo.

Así las cosas, el Brent, de referencia en Europa, dio ayer un salto desde los 144,26 dólares del miércoles hasta un récord de 146,69 dólares por barril. El crudo ya es el doble de caro que hace un año y nada indica que esta tendencia vaya a tocar techo en breve. Lo peor está por llegar: el presidente de la gasística rusa Gazprom, Alexei Miller, auguró ayer que el petróleo alcanzará "próximamente" los 250 dólares.

Cada vez más analistas afirman que la situación actual debe ser calificada como la tercera crisis mundial del petróleo, equiparable a las de los años 70 y 80. Miller pronosticó que el gas se va a encarecer este año desde los 370 dólares cada 1.000 metros cúbicos hasta los 500. La gasolina marcó ayer un nuevo máximo, al alcanzar los 1,26 euros por litro, y el gasóleo batió por segunda vez en un mes la barrera de los 1,3 euros por litro.

CRISIS DE CONFIANZA La confrontación entre quienes culpan a la especulación de la escalada (productores) y quienes la achacan a la escasez de la oferta (consumidores) tiene paralizada la búsqueda de soluciones. El ministro saudí de Petróleo, Alí Al Naimi, culpó, por riguroso orden, a la entrada de grandes inversores en el mercado del petróleo, a la devaluación del dólar, a las tensiones geopolíticas, las catástrofes naturales y, en último término, a la "crisis de confianza" respecto a la capacidad de cubrir la demanda.