Esta vez no hubo sorpresas y la Cámara de Representantes aprobó a la segunda por 263 votos a favor y 171 en contra el plan de rescate bancario de la deuda tóxica de Wall Street valorado en 700.000 millones de dólares (480.000 millones de euros). De esta forma, y después de que el miércoles el Senado diera también su visto bueno a la ley, finaliza el polémico proceso legislativo del plan que prevé comprar a las entidades bancarias los activos líquidos que bloquean el mercado crediticio y que están en el origen de la crisis que atenaza Wall Street.

Para que el histórico plan de intervención del poder público en los mercados entre en vigor, solo era necesaria la firma de George Bush. Este se apresuró tanto como pudo y a las pocas horas ya le había estampado su nombre, según anunció la Casa Blanca ayer.

LA BOLSA Después de mantenerse robustamente al alza durante todo el día esperando el voto favorable al plan de la Cámara de Representantes, Wall Street experimentó un descenso como reacción inmediata a la aprobación del rescate bancario. A la incertidumbre de si el plan se iba a aprobar la sustituyó otra: cómo va a aplicarse ahora que se ha convertido en ley y que da a Henry Paulson, secretario del Tesoro, unos poderes inéditos sobre el mercado financiero de EEUU y por extensión de todo el mundo. A la inestabilidad de las bolsas también contribuyeron más datos económicos negativos, como el del desempleo. Según el Departamento del Trabajo, en septiembre se destruyeron 159.000 empleos.

Un recordatorio de que más allá de la crisis financiera la economía estadounidense continúa enfrentándose a "graves desafíos", como dijo Bush después de que la Cámara de Representantes aprobara el plan.