El debate ya no es si hay que actuar desde el Gobierno, sino cómo. La intervención de ayer del presidente de la Reserva Federal estadounidense, Ben Bernanke, en la Cámara de Representantes dio la luz verde necesaria a lo que la Casa Blanca y el Congreso llevan días estudiando: un paquete de medidas para "estimular" la economía, golpeada por la crisis financiera, inmobiliaria y crediticia desencadenada por el desplome de las hipotecas basura (subprime ).

"En principio, una acción fiscal podría ser útil, y la conjunción de estímulos fiscales y monetarios puede dar un mayor apoyo a la economía que tan solo los monetarios", dijo Bernanke. El presidente de la Fed afirmó que estas medidas deben ser rápidas y temporales: "Un estímulo que llegue tarde no contribuirá a apoyar la economía, y podría ser desestabilizador si llega el momento en el que el crecimiento mejora".

El mismo día en que se conoció otro dato negativo (la construcción de nuevas casas disminuyó el 24,8% en el 2007, la mayor caída en 27 años), Bernanke afirmó que la Fed no prevé una recesión para el 2008. Precisó que la institución prevé una "ralentización del crecimiento", y que la crisis inmobiliaria "debería moderarse". Los analistas daban ayer por hecho que la Fed decidirá a final de mes una nueva rebaja de los tipos de interés que será complementaria con las medidas que decidan la Casa Blanca y el Congreso.

Gran parte de la pelota, pues, está en el tejado del poder político. El presidente de EEUU, George Bush, habló ayer por teléfono con los líderes demócratas del Congreso (Nancy Pelosi y Harry Reid) para empezar a negociar las medidas necesarias. No es un buen momento, en pleno año electoral. De entrada, los demócratas defienden un paquete de 100.000 millones de dólares que incluya devoluciones fiscales, ayuda a propietarios de casas en apuros y extensiones del subsidio de desempleo. Los republicanos, por su parte, son favorables tan solo a las reducciones de impuestos como receta.

El hecho de estar en campaña electoral, y que la economía se haya convertido en uno de los temas estrella de los candidatos, hará más difícil alcanzar un acuerdo. Además, el Partido Republicano ya ha presionado a Bush para que la decisión final no pueda ser reivindicada por el Partido Demócrata como un triunfo de sus tesis. Quien ya ha hablado es el mercado. Tras abrir con beneficios, Wall Street cayó en pérdidas después de que Bernanke se mostrara partidario de "estimular" la economía.