La evolución de la productividad de la economía española ha caído en picado en los últimos años y, según los expertos, la inmigración tiene bastante que ver en ello. A mediados de los 90, la productividad por trabajador en España crecía a tasas superiores al 10%. Ahora, apenas crece al 0,8%, según los datos que ayer mismo publicó el Instituto Nacional de Estadística (INE) relativos al tercer trimestre del 2006.

El problema es grave, porque "a largo plazo, una economía crece lo que crece su productividad, y nada más", sentencia el catedrático Julio Segura, coordinador de un importante estudio titulado La productividad en la economía española, encargado por la Fundación Ramón Areces. La economía española lleva 13 años de fuerte crecimiento económico, con una intensa creación de empleo pero, en el camino, "ha pinchado" la productividad y no hay garantías de que el ciclo se extienda más allá de "los dos próximos años" a los que se refiere habitualmente el vicepresidente económico, Pedro Solbes.

MANO DE OBRA BARATA ¿Qué ha pasado en este tiempo para que suceda tan brusco cambio? Que la construcción ha cobrado un peso inusitado en la economía, alentado por la oferta de mano de obra inmigrante "dispuesta a aceptar bajos niveles salariales y esos puestos de trabajo que los españoles no quieren", explicó ayer Segura en la presentación del citado estudio. "En la medida en que la expansión de los últimos años ha recaído sobre una actividad intensiva en mano de obra poco cualificada, la productividad de la economía ha crecido mucho menos", explicó Segura ayer.

Otros estudios, como el coordinado por el director de la Oficina Económica del Presidente del Gobierno, Miguel Sebastián, calculan que la inmigración ha restado 0,1 puntos a la evolución de la productividad cada año desde 1996.

REFORMA EDUCATIVA Con todo, la principal razón que explica la pobre productividad de la economía española, según Julio Segura, tiene que ver con "el escaso esfuerzo tecnológico realizado por las empresas españolas".

Asimismo, el informe urge al Gobierno a una reforma en Educación, que se centre en "contenidos y exigencias básicas". La reforma del mercado de trabajo debería "reducir la tasa de temporalidad, mejorar los escasos incentivos a la búsqueda de empleo y mejorar la estructura de la negociación colectiva". En el sistema de pensiones se plantea que el cálculo de la prestación se realice "en función de la historia contributiva completa del trabajador y no de sus últimos quince años", y en el de Salud, se proponen medidas como el copago de las prestaciones.