La puesta en marcha de las cuestiones básicas de la reforma laboral que el Gobierno propuso el viernes a sindicatos y patronal es cuestión de "dos o tres meses". El ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, considera que la respuesta que ha encontrado en los agentes sociales le permite suponer que el "grueso" de las reformas que el Ejecutivo ha identificado estarán "prácticamente debatidas", y espera que también "acordadas", en ese plazo.

El calendario que dibuja el titular de Trabajo descansa en gran medida en la actitud que ha detectado en patronal y sindicatos, a los que ayer agradeció el "acto de responsabilidad y seriedad" que desde su punto de vista muestran, con su respuesta a las propuestas del Gobierno. Y también en la voluntad del presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, de encontrar un terreno propicio para la tregua, para un respiro después de los conflictos de las últimas semanas.

De hecho, Corbacho no disimulaba la satisfacción que supone para el Gobierno encontrar un ámbito de negociación, con posibilidades de obtener resultados y que indiquen la capacidad del Ejecutivo de tomar medidas en respuesta a los desafíos de la crisis económica. "A partir de esta semana comenzaremos a trabajar. Lo haremos con intensidad", decía ayer Corbacho al término de un encuentro en Barcelona con militantes del PSC.

MENOS HABLAR A la vista de los problemas de comunicación que se han producido en los últimos días con los planes del Gobierno --en especial con sus cálculos sobre el ahorro a largo plazo del sistema de pensiones que comunicó a Bruselas-- en adelante se comunicarán solo los "avances". Y aseguró que su ministerio estará "más pendiente" de la negociación que de los anuncios.

Tras reiterar la "predisposición" al diálogo y el "espíritu positivo" de los agentes sociales pese a las diferencias que mantienen en muchos aspectos, añadió que la ciudadanía demanda esa voluntad, y no "peleas". Confía en que la negociación se lleve a cabo en un clima de diálogo "sereno y relajado", y recordó que los españoles reclaman a todos "remar" juntos "para salir lo más pronto de la crisis".

ABONO Y MOTOSIERRA Cándido Méndez, secretario general de UGT y fiel aliado hasta ahora de Zapatero, también se mostró ayer satisfecho por cómo han ido los primeros pasos de la negociación en la reforma después de los desencuentros iniciales, y de haber tenido incluso que sugerir al Gobierno que no diera publicidad a sus iniciativas.

Justificó cierta timidez de las propuestas que se han dado a conocer porque desde su punto de vista serán eficaces. En una entrevista en la cadena SER, Méndez manifestó que la "contundencia no siempre es eficaz". Después de 50 reformas laborales, dijo, es preferible trabajar esa arboleda por el método del abono, el injerto y la poda", más que con la "motosierra".

Respecto a las conversaciones con la patronal sobre cambios en la negociación colectiva, aseguró que el acuerdo se alcanzará antes de que acabe la semana próxima. Sin embargo, la negociación sobre pensiones puede ir mucho más lenta hasta el punto de quedar "aparcada", según dijo ayer el líder del metal de UGT, Manuel Fernández Lito.

A su juicio, no es el momento de discutir esa cuestión, al estar abierta la negociación colectiva y la reforma laboral. Corbacho intentó sosegar el debate al asegurar que el retraso de la edad de jubilación de 65 años a 67 es una propuesta para buscar acuerdos en el Pacto de Toledo con el horizonte del 2030 y 2040, y "hasta entonces --indicó-- pasarán muchos gobiernos".