El auge de las marcas blancas (los productos de las cadenas de distribución) y el auge del hard discount o tiendas de descuento se está convirtiendo en uno de los mayores riesgos para el desarrollo de la industria alimentaria. La marca blanca ya copa más de una cuarta parte de todo el consumo alimentario en España y en Francia. A partir de este y otros datos, el presidente del consejo rector del Instituto de Empresa, Guillermo de la Dehesa, advirtió ayer de que será necesario un "cierto pacto" entre los distribuidores y la industria para frenar los aspectos más negativos de este fenómeno.

De la Dehesa hizo este análisis durante un debate sobre los nuevos retos de la industria agroalimentaria del siglo XXI, organizado por Nestlé en el marco del salón Alimentaria, en Barcelona. El que fue secretario de Estado de Economía de un Gobierno de Felipe González analizó la evolución en los últimos años de las grandes empresas de alimentación que cotizan en bolsa y destacó que, a partir del 2001, las ventas en la UE crecieron por debajo del IPC, con la consiguiente pérdida de los márgenes.

Entre las razones, esgrimió "la caída del consumo alimentario", el aumento del poder de los distribuidores y la aparición de los hard discount , que en España casi copan una quinta parte del mercado. De la Dehesa explicó que el auge de las marcas blancas ha obligado a los grandes fabricantes a bajar los precios y a aumentar la publicidad, para que sus productos no desaparezcan de las tiendas, que están cada vez más ocupadas por los del propio establecimiento. El analista propuso a los industriales una mayor cooperación con los distribuidores y exportar más a los mercados emergentes.

La ministra de Agricultura, Pesca y Alimentación, Elena Espinosa, afirmó que el futuro y la respuesta del sector alimentario se encuentra en la investigación, la innovación y el desarrollo, campos en los que las marcas blancas van a remolque.