Por primera vez desde noviembre del año pasado e impulsado por una crisis en el mercado hipotecario de Estados Unidos que se confirma, el Dow Jones bajó ayer por debajo de los 12.000 puntos. Fue una caída momentánea pero significativa. El bajón temporal fue interpretado por algunos analistas como un movimiento de autocorrección de los mercados, pero era imposible no sentir los efectos del derrumbe del castillo de naipes construido en EEUU sobre las hipotecas de alto riesgo, un colapso que amenaza al resto del sector inmobiliario y la economía. El derrumbe comenzó el martes, cuando New Century, la segunda entidad más importante de EEUU en el mercado de las hipotecas subprime --que se conceden a personas con mal historial de crédito, escasos avales e incluso sin garantías de ingresos--, anunció que no tenía capacidad para devolver el dinero que debe a sus prestamistas, con el que financia sus créditos. Aunque la bancarrota no es aún oficial, pocos dudan de que New Century encuentre otra solución.

También el martes Accredited Homes Lenders, otra compañía californiana, comunicó su falta de liquidez para hacer frente a sus obligaciones. La Asociación de Banqueros Hipotecarios anunció que los índices de morosidad, incluyendo tanto retrasos como impagos, habían subido el 4,95% en el último trimestre y hasta el 13,3% en el mercado subprime. Wall Street cerró con una caída de 240 puntos.