La crisis económica ha suprimido en España desde mediados del 2008 unos 300.000 puestos de trabajo que estaban ocupados por inmigrantes, señala el informe Inmigración Internacional 2010 presentado ayer por la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE). No obstante, el número de trabajadores extranjeros con empleo y cotizando a la Seguridad Social se elevaba aún a 1,8 millones en enero de este año, según precisa el citado informe.

La recesión frenó de forma abrupta la inmigración en España a partir del 2008. La llegada de nuevos inmigrantes, que había ascendido a 682.300 personas en el 2007, disminuyó hasta las 391.900 personas en el 2008. Esto supone un descenso del 43% y constituye la mayor caída en los flujos migratorios registrada dentro de la OCDE.

El mantenimiento de este considerable flujo migratorio, pese a su reducción sustancial, sumado a la destrucción de empleo, ha disparado la tasa de paro entre la población extranjera en España hasta el 29,7% a finales del 2009, según los datos del informe. Esto representa que el nivel de desempleo entre la población inmigrante es diez puntos superior a la media de España.

IMPACTO LIMITADO El programa de retorno de los inmigrantes sin empleo creado por el Gobierno en el 2008 ha tenido un impacto limitado, ya que solo unas 10.000 personas se habían acogido al mismo hasta noviembre del 2009, según la OCDE. Esto representa que únicamente el 7% de las personas que podían optar por ese retorno subvencionado han aceptado la propuesta de Gobierno de cobrar el seguro de desempleo en dos bloques (uno antes de partir y otro al llegar al país de origen), porque implicaba renunciar a poder volver a trabajar a España durante un periodo mínimo de tres años.