A la velocidad a la que van las cosas, dos años son una eternidad. Y en Davos les ha quedado claro a las grandes empresas tecnológicas detrás de esa transformación galopante. Desde que en el 2016 la reunión del Foro Económico Mundial se centró en "la cuarta revolución industrial" el mundo ha vivido, entre otras cosas, el 'brexit', la elección de Donald Trump y la utilización por parte de Rusia de las redes sociales con intereses espurios. La Unión Europea (UE) ha empezado a poner a Silicon Valley en la diana. Y lo mismo ha pasado, aunque sea en el plano retórico, en la reunión en las montañas suizas.

La primera ministra británica, Theresa May, ha alertado de que las grandes tecnológicas están siendo usadas como "armas" y les instado a tomar responsabilidad por la actividad "dañiña e ilegal". Marc Benniof, consejero delegado de Salesforce, una empresa que ofrece servicios en la nube, ha abogado porque sean reguladas "como las tabacaleras". Pero ha sido el discurso que pronunció el jueves el inversor, especulador y filántropo George Soros, el que ha llegado a hacer competencia a la aparición de Trump en Davos.

Soros acusó a gigantes como Facebook y Google de ser "monopolios cada vez más poderosos", "obstáculos para la innovación y que han causado una variedad de problemas de los que solo ahora empezamos a darnos cuenta". Denunció que "explotan el ambiente social" y advirtió de que es algo "particularmente nefario porque influyen en cómo la gente piensa y se comporta incluso sin darse cuenta". Y advirtió de las "consecuencias adversas de largo alcance en el funcionamiento de la democracia, en particular en la integridad de las elecciones".

Manipular la atención

Soros no acabó ahí. Les acusó de "engañar a sus usuarios, manipulando su atención y dirigiéndola hacia sus propios propósitos comerciales". Denunció que "deliberadamente crean adicción a los servicios que proveen", comparándolos con casinos. Y advirtió de que hay algo peor en juego: "incitan a la gente a abandonar su autonomía (...).La gente sin libertad de pensamiento puede ser fácilmente manipulada. Este peligro no solo acecha en el futuro, ya ha jugado un importante papel en las elecciones presidenciales de EEUU del 2016".

El filántropo habló también de "una perspectiva aún más alarmante": la potencial "alianza" entre estados autoritarios y estos grandes monopolios de tecnología de información, que, en sus palabras, "bien podría resultar en una red de control totalitario que ni Aldous Huxley ni George Orwell podrían haber imaginado". Y definió como "probable" que tales "infaustos matrimonios" ocurran primero en Rusia y China.

Su intervención acabó con otra crítica y una predicción de futuro. "Los dueños de gigantes de plataformas se consideran a sí mismos dueños del universo, pero de hecho son esclavos de preservar su posición dominante", concluyó. "Es solo cuestión de tiempo antes de que el dominio global de los monopolios de IT estadounidenses se acaben. Davos es un buen lugar para anunciar que sus días están contados. La regulación y la tasación serán su perdición y la comisaria de la Competencia de la UE, [Margrethe] Vestager, será su archienemigo".