El Foro Económico Mundial que se celebra en Davos (Suiza) ha servido para impulsar las conversaciones sobre la Ronda de Doha, un proceso de liberalización del comercio internacional. Aunque se ha producido al margen del foro, la estación de esquí helvética fue escenario ayer de un encuentro entre las mayores potencias comerciales del mundo en el que se decidió reanudar de inmediato las negociaciones que se encallaron por las diferencias entre los países. Del encuentro informal de los representantes de comercio de EEUU, la Unión Europea, Brasil, India y otros 20 países no salió una fecha fija, pero sí la constatación de que si fracasa la Ronda de Doha sus consecuencias irán más allá del comercio mundial. "Reanudamos por completo las negociaciones", afirmó el director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Pascal Lamy, al término del encuentro celebrado en los Alpes.

La Ronda de Doha comenzó en el 2001 y debía concluir a finales del 2006. A iniciativa de la ministra suiza de Economía, Doris Leuthard, se produjo el encuentro de ayer para reactivar contactos. "Todos han expresado su deseo de reanudar con rapidez las actividades de los diferentes grupos negociadores para obtener un acuerdo", subrayó al respecto Leuthard.

CLIMA DE OPTIMISMO Otro fracaso en las conversaciones, que tendrán lugar en Ginebra, tiene riesgos. Lamy advirtió de que los países "tienen poco tiempo por delante", aunque admitió que hay un "nuevo ímpetu político" que hará posible llegar a un acuerdo "más en cuestión de meses, que de semestres". "Hasta en Davos las cosas se pueden descongelar", dijo irónico el director general de la OMC en referencia a las bajas temperaturas de la estación alpina. En la misma línea se pronunció el primer ministro británico, Tony Blair, presente en la ciudad suiza: "Lo más probable, aunque no sea seguro, es que lleguemos al acuerdo en los próximos meses".

Las negociaciones de Doha quedaron suspendidas en julio pasado, cuando las grandes potencias comerciales (UE, EEUU, Brasil, India, Japón y Australia) fueron incapaces de pactar la reducción de las subvenciones y de aranceles agrícolas e industriales. Ahora los países, según Leuthard, se han comprometido a que, con un "enfoque global", avancen de forma paralela las negociaciones sobre agricultura y acceso a mercados, los pactos sobre servicios, el desarrollo, las reglas y las facilidades para el comercio, también en discusión.