El G-7, el grupo de los países más industrializados que durante más de una década ha marcado las directrices de la política económica mundial, puede pasar a la historia si finalmente se adopta una resolución para reducir el número de integrantes como ayer se planteó en Estambul.

El G-7 (EEUU, Japón, Canadá, Alemania, Francia, Gran Bretaña e Italia) se ha visto eclipsado durante la presente crisis económica por la intensa acción del G-20, un organismo más representativo de la globalización económica, en el que también participan países de economías emergentes como China, India y Brasil. "El G-7 no está completamente muerto, pero está perdiendo su relevancia", señaló el director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn. "Está en proceso de extinción", precisó.

Otros analistas sugieren que el destino del poderoso grupo es reducir el número de integrantes. De hecho, desde la Administración estadounidense que preside Barack Obama se considera la posibilidad de reducir el grupo a cuatro miembros: EEUU, Europa, Japón y China, con el objetivo de preparar los encuentros del G-20.

APOYO ALEMAN Esa postura es respaldada por Alemania. "Queremos decidir cuál debe ser el papel del G-7 en el futuro", comentó el ministro de Finanzas alemán, Joerg Asmussen. "El G-7 debería ser algo como un organismo preparatorio de los encuentros del G-20, en el que se incluyen también los países emergentes". De hecho, la propuesta estadounidense incluye expresamente en el nuevo grupo a China, país destacado como tercera economía mundial, por detrás de Japón.