La voz de alarma la ha pronunciado el gigante automovilístico alemán Mercedes, filial de Daimler-Chrysler, aunque no ha sido la única corporación industrial con problemas. El constructor amenazó ayer con trasladar una parte de la producción de un nuevo turismo de la clase C a Suráfrica si el comité de empresa no acepta que se aplique en la empresa un programa de reducción de costes de 500 millones de euros (83.193 millones de pesetas) anuales.

La dirección del fabricante de vehículos de lujo ha condicionado la producción del vehículo en la sede central de Sindelfingen (en el estado de Bade-Wutemberg) a que los trabajadores renuncien a varias ventajas salariales del convenio, como la eliminación de unos pluses de producción, y acepten una prolongación de la jornada de trabajo.

ACUERDO FORZOSO Juergen Hubbert, máximo ejecutivo de Mercedes, explicó que, sin acuerdo, el nuevo vehículo se fabricará en parte en Brªme (norte de Alemania), donde hay condiciones salariales menos ventajosas, y en parte en Suráfrica.

La deslocalización de Mercedes supondría la pérdida de 6.000 empleos en Sindelfingen, según advirtió el director de personal, Guenther Fleig. La amenaza sobre los sindicatos de Mercedes se suma a la esgrimida en las últimas horas por otro gigante germano como Siemens, que ha propuesto la vuelta a la jornada semanal de 40 horas.

La crisis tampoco es exclusiva del sector de la automoción. Todos los trabajadores del grupo químico Bayer en Alemania han aceptado sacrificios financieros a cambio de reducir un programa de supresión de empleos, que inicialmente afectaba a 4.000 trabajadores, hasta 3.000.

La dirección de la multinacional farmacéutica reclasificará al millar de trabajadores --procedentes de las divisiones química y de farmacia-- en actividades periféricas del grupo. El resto deberá seguir programas de formación profesional para reorientar sus conocimientos. En ese periodo, los 3.000 empleados afectados por el plan de ahorro de costes laborales seguirán percibiendo su salario, según explicó un portavoz de la compañía.

En ese marco de agrias noticias, el consorcio químico Basf anunció ayer que no descarta trasladar la división de investigación genética a EEUU.