En un año en el que las bolsas mundiales acumulan más ganancias que pérdidas, Europa se sitúa a la cabeza de los descensos. Pero, sobre todo, son los países contaminados por la crisis de la deuda soberana los que acusan el desdén de los inversores. El Ibex 35 del mercado español es el segundo indicador de esos países que peor registro ha tenido en el conjunto del año. Cerró el jueves con una caída del 17,43% para el conjunto del ejercicio, solo superada por el Athens Composite griego, que pierde el 34,9%.

La crisis de los países periféricos ha acabado por llevarse por delante la rentabilidad que apuntaban algunas grandes bolsas, como la de París, que cierra el año ligeramente a la baja. Pero no ha conseguido empañar la evolución del mercado alemán.