Ayer fue un día de pánico en las bolsas europeas. Nadie se salvó y ayer no valía ni siquiera la pena aplicar aquel refrán que dice "mal de muchos consuelo de tontos", aunque el Ibex 35 fuera el mejor parado de la debacle que sufrieron las principales plazas de Europa.

La bolsa española bajó el 3,88%, o lo que es lo mismo, perdió 442,20 puntos y se desplomó por debajo de los 11.000 puntos. Pero Londres perdió más de un 5%, Milán, el 4,98%, París, el 4,68% y Fráncfort, el 4,20%.

Los más castigados en toda Europa fueron los bancos arrastrados por los mensajes pesimistas que lanzaban las operaciones de salvamento sobre el británico Bradford & Bingley (B&B), el belga Fortis, el alemán Hypo y el islandés Glitnir. La bolsa de Bruselas llegó a caer casi un 8%.

En España, las entidades financieras no protagonizaron los mayores descensos pero sufrieron importantes retrocesos, sobre todo el Popular (5,75%), el Sabadell (4,51%), Bankinter (4,48%) y Banesto (4,33%). Ni siquiera el Santander, que había anunciado la compra de los depósitos y las sucursales de B&B, se salvó de un descenso superior al 4%. En realidad, todos los grandes valores terminaron en rojo si se exceptúa a Red Eléctrica, que ganó un tímido 0,25%. Las ventas de iberdrolas hicieron caer el valor un 11,17%, Acciona o Sacyr Vallehermoso se depreciaron ayer por encima del 10%.

De nada sirvió el descenso del IPC armonizado para España, ni que el precio del petróleo volviera a caer, ni las inyecciones del Banco Central Europeo al sector financiero. Tampoco el plan de rescate para las entidades de Estados Unidos diseñado por la Administración de George Bush. El hecho de que ayer el Dow Jones de Industriales, el más importante de Wall Street, bajara un 2,69% a media sesión, hizo entender a los inversores de toda Europa que debían seguir preocupándose por el sector bancario. Esta inquietud probablemente se prolongue, al menos, durante toda esta semana.