Agosto va a ser un mes intenso para Gas Natural, E.ON y Endesa, las tres compañías más implicadas en el conflicto de las opas lanzadas por la gasística española y el gigante alemán sobre Endesa, la primera energética española. Una vez conocidas las 19 condiciones de la CNE, tendrán que negociar cómo se reparten ese excedente del 32% de los activos estratégicos de Endesa. Iberdrola y Unión Fenosa también entrarán en el reparto.

Ayer fue el primer día en escena del teatro de operaciones. En Gas Natural se mascaba la irritación contra el Gobierno, que les ha dejado a los pies de los caballos. Oficialmente, la gasística no dijo nada. Pero un directivo confesaba que "igual no nos interesa nada" de lo que salga a la venta. No quieren centrales nucleares "e insulares, menos". Como mucho, "algo de carbón".

Desde Dusseldorf, E.ON madrugaba alegando que no había "justificación" para que la CNE le impusiera esas condiciones y "se reservaba el derecho a llevar adelante "todas las acciones legales a su alcance". En Endesa, el silencio era absoluto, aunque la cúpula de la compañía se reunió durante toda la tarde.

"Todo forma parte del escenario previsto", según fuentes del Gobierno. Y desgranaban los tiempos para las instituciones este agosto, mientras las empresas llegan a un acuerdo. Dan por seguro que E.ON interpondrá el recurso de alzada contra la resolución de la CNE antes de ir a Bruselas. El último párrafo del texto de la Comisión recuerda que la alemana tiene "el plazo de un mes, desde la notificación" para recurrir ante Industria.

En Bruselas, la comisaria de Competencia, Neelie Kroes, examinará el texto la semana que viene. Fuentes comunitarias subrayan que del texto de la CNE, un aspecto a debatir será "la propiedad de las acciones". Decirle a E.ON que puede ser propietaria de acciones en las nucleares, pero no entrar en la gestión, es discutible. Kroes podría incluso llegar a la suspensión.

LA PREGUNTA DEL MILLON La pregunta del millón ayer era: ¿qué ha obligado a Zapatero a dar un giro de 180º sobre la autorización a E.ON? Se desdice a sí mismo, deja en entredicho a José Montilla, y a su asesor económico, Miguel Sebastián.

Fuentes del Gobierno argumentaban tres causas. La primera, las explicaciones del vicepresidente Pedro Solbes y del comisario Joaquín Almunia de que un veto o unas condiciones inasumibles eran impresentables en Bruselas. E.ON, el imperio energético europeo por excelencia, puede hacer mucho daño a la imagen del Gobierno español y cuenta con el respaldo del Gobierno de Angela Merkel. En segundo lugar, la contundencia de Kroes para con Montilla, Sebastián y David Vegara, secretario de Estado de Economía, hace unas semanas. La tercera, la rebelión de parte de los consejeros de la CNE cercanos al PSOE, que no querían jugarse su prestigio y comprometer la reputación del regulador durante años.