Los dos gigantes de la aeronáutica mundial cambiaron ayer el escenario de su batalla permanente. El consorcio europeo EADS, propietario de Airbus, registró un desplome contundente en la bolsa. Llegó a perder un tercio, aunque finalmente las acciones se dejaron algo más de una cuarta parte de su valor (26,32%) en un solo día. La estadounidense Boeing sacó provecho de la debilidad de su rival, causada por un retraso en las entregas del superjumbo A-380, debido a complicaciones surgidas en la producción, y subió un 5% en la Bolsa de Nueva York.

Los inversores del mercado bursátil de París reaccionaron con una avalancha de órdenes de venta, por lo que fue inútil la decisión de las autoridades de la bolsa de suspender la cotización hasta en tres ocasiones con objeto de calmar el ambiente.

Tampoco tuvo resultado positivo el intento del copresidente de EADS Noel Forgeard de tranquilizar a los analistas del mercado bursátil. Uno de los presentes en la reunión aseguró que Forgeard fue poco convincente y que esquivó las preguntas.

Airbus informó de que sufrirá un retraso de "seis a siete meses" en las entregas del A-380 por problemas imprevistos en la cadena de montaje del avión en la fábrica de Toulouse, que limitarán a nueve el número de aparatos de ese tipo que podrá expedir en el 2007 en lugar de los 20 inicialmente previstos. Desde un punto de vista cuantitativo, el retraso supondrá dejar de ganar 500 millones de euros por año entre el 2007 y el 2010, según la estimación de los analistas.

Esa estimación está ligada, entre otras cosas, a los gastos asociados a las modificaciones y a las penalizaciones que tendrá que abonar Airbus a las compañías clientes, según precisó el gigante europeo, que no ha tenido en cuenta las posibles "cancelaciones contractuales".