Solo en el primer semestre del año, la tasa de crecimiento del producto interior bruto (PIB) chino ascendió al 11%. Además, la tendencia mantiene una tónica alcista que ni las medidas restrictivas del Gobierno del país logran atemperar: entre abril y junio el PIB progresó el 11,9%.

El impulso a la creación de riqueza procede, básicamente, de las gigantescas exportaciones que realiza el país. La última vez que China obtuvo unos registros económicos tan elevados fue en 1994. Entonces, el PIB registró una evolución anual del 13,1%.

En el 2005, China dejó atrás a Gran Bretaña y Francia. De mantenerse la evolución de la primera mitad del año, en este ejercicio destronaría también a Alemania como tercera potencia económica del mundo.

El aspecto negativo del fuerte crecimiento es su repercursión interna. Un portavoz oficial de la Administración china advirtió ayer de que, a la vista de los últimos datos, el Ejecutivo se vería obligado a tener que intensificar la lucha contra el calentamiento económico y contra la fuerte inflación.