Lo peor puede haber acabado. Al menos así quieren muchos analistas interpretar las últimas cifras del Departamento de Comercio de Estados Unidos, que ayer anunció un descenso del PIB en el segundo trimestre a un ritmo interanual del 1%. El porcentaje mejora las previsiones que auguraban medio punto más de caída, pero representa el cuarto trimestre consecutivo de descensos por primera vez desde que el gobierno empezó a registrar los datos en 1947.

Las estadísticas, cuya publicación provocó una inicial y breve subida en los mercados, tienen varios puntos oscuros, y el principal es que la ralentización de la caída está motivada en gran parte por el aumento del gasto público (el 10,9%) mientras que el de los consumidores, motor del 70% de la economía, desciende a un ritmo del 1,2%. Los datos de abril a junio confirman lo que el secretario de prensa de la Casa Blanca, Robert Gibbs, llamó ayer "progresos", especialmente si se comparan con los del primer trimestre del año, cuando la economía cayó a un ritmo del 6,4%.