La esperada recuperación de la economía estadounidense llama a la puerta, según mostró esta semana un grupo de importantes indicadores económicos. Sin embargo, es una recuperación todavía tambaleante, por los poderosos puntos negros que aún muestra la locomotora económica mundial, especialmente por la falta de creación de empleo y la debilidad de la confianza de los empresarios.

"El índice de los principales indicadores económicos finalmente apunta a una recuperación, casi un año y medio después de que concluyese la recesión", que comenzó en marzo del 2001, declaró Ken Goldstein, economista del Conference Board de la Reserva Federal de Filadelfia, cuyo barómetro de 10 indicadores se emplea para predecir la actividad económica a corto plazo. En mayo, registró la mayor subida desde diciembre del 2001.

PERSISTENCIA DEL RIESGO

No obstante, Goldstein evitó echar las campanas al vuelo y advirtió de que "los peligros presentes en los primeros cinco meses del año no han desaparecido completamente, sobre todo la falta de confianza empresarial", que paraliza a las empresas a la hora de invertir en equipos, reducir inventarios y crear empleo.

De hecho, aunque la lista de parados disminuyó en 13.000 personas la semana pasada, el volumen semanal siguió por encima de 400.000, que para los economistas prueba la debilidad del mercado laboral, lastrado por un paro que llegó en mayo al 6,1%, su tasa más alta en nueve años.

"Aunque la economía esté objetivamente en una recuperación, políticamente puede ser muy delicado decir eso cuando las cifras de empleo siguen deteriorándose", resaltó Lakshman Achuthan, director del Economic Cycle Research Institute. Con ello ponía el dedo en la llaga del presidente de EEUU, George Bush, cuya reelección en el 2004 depende en gran medida de que la situación económica repunte y cree vigorosamente puestos de trabajo. Para ello el crecimiento económico deberá acelerarse notablemente.

La Casa Blanca esgrime la subida del 25% registrada por algunos indicadores de Wall Street en los últimos tres meses como muestra de la confianza de los inversores en la recuperación, pero todos los ojos están puestos en la Reserva Federal, a la espera de que el banco central estadounidense vuelva a bajar los tipos de interés en la reunión que celebrará los próximos martes y miércoles, para apuntalar el crecimiento y alejar los temores de deflación. De materializarse la bajada de 0,25 puntos que muchos analistas esperan, será la décimotercera vez desde el 2001 y situará los tipos en su nivel más bajo desde el año 1958.

Pero no todo el mundo considera que lo que la economía estadounidense necesita es un recorte de los tipos de interés. Richard Bernstein, director de estrategia de Merrill Lynch, afirma, por su parte, que no hace falta incentivar la demanda, sino sanear los balances de las empresas. Bernstein afirma que sólo cuando recorten su deuda y la capacidad inutilizada se producirá una recuperación de "la orgía inversora" de los años noventa.

RECESION CON CRECIMIENTO

"Para mucha gente, la actual expansión parece una recesión", comenta el analista Martin Wolk, aludiendo a los siete trimestres seguidos de crecimiento económico que sitúan técnicamente a la economía estadounidense en expansión. Pero el secretario del Tesoro, John Snow, se muestra confiado en que se vislumbra ya la salida del túnel. "Se verá el reforzamiento del mercado de trabajo, a medida que se acelere el crecimiento", aseguró, y recalcó que "hay mejores condiciones para esta recuperación", que cifró en un crecimiento del PIB del 3,5% para este año.