La economía española anotó en el 2007 un "crecimiento notable" del 3,8%, una décima menos que en el ejercicio anterior, según las estimaciones que ayer difundió el Banco de España, que coinciden con las del Gobierno. El Banco de España calcula que el producto interior bruto (PIB) creció el 3,5% en el cuarto trimestre del 2007, respecto al mismo periodo del año anterior, y este dato confirma "la suave desaceleración" de la actividad a lo largo del ejercicio.

El año arrancó con un intenso crecimiento del 4,2% en el primer trimestre; al que le sucedieron tasas del 4,1% y del 3,8% en los dos periodos siguientes, para acabar el ejercicio con un crecimiento del 3,5%. Para el 2008, las previsiones del Gobierno y del Banco de España apuntan que proseguirá la desaceleración y que el crecimiento se situará "en el entorno del 3%". Se trata de crecimientos muy por encima de los estimados para la zona euro, del 2,6% en el 2007 y del 1,6% en el 2008, según las recientes proyecciones del Fondo Monetario Internacional.

Para el Banco de España, existen "suficientes resortes" para garantizar que "la previsible desaceleración" de la economía española en los próximos trimestres será "gradual", y no brusca. Y ello, por el reequilibrio del patrón de crecimiento a favor de la inversión productiva y por la desaceleración del endeudamiento de familias y empresas. No obstante, este organismo económico que dirige Miguel Angel Fernández Ordóñez, admite que "estas perspectivas están rodeadas de mayor incertidumbre que en el pasado", por "el alcance y la duración" de las turbulencias financieras.

INQUIETUD POR LA INFLACION El punto negro del análisis del Banco de España es la inflación. Como integrante del Banco Central Europeo (BCE), el Banco de España replica la preocupación de la autoridad monetaria europea por el elevado nivel de inflación y admite que la subida de precios de las materias primas agrícolas "se puede prolongar durante algún tiempo". En el caso de España, el informe detecta una aceleración de los costes salariales y de los márgenes empresariales que, junto a las tensiones en los precios del petróleo y de los alimentos, han empeorado la inflación. Esto, junto con el aumento de los pagos por intereses, ha reducido "la capacidad adquisitiva de los hogares en los últimos meses del año", según admite el Banco de España.

La Comisión Europea, por su parte, sitúa a España entre los países que pueden aumentar el gasto público.