El presidente de Ecuador, Rafael Correa, sorprendió ayer al anunciar que ha iniciado un proceso para congelar algunas cuentas de Repsol y de la francesa Perenco como garantía de pago de deudas de impuestos. Al parecer, las petroleras no han pagado las tasas sobre ganancias extraordinarias por la explotación de los yacimientos ecuatorianos.

El motivo de la disputa viene de lejos. En el 2007, Correa impulsó un decreto por el que el 99% de los beneficios extraordinarios obtenidos de la explotación deberían ingresarse en las arcas del Estado. Pero las petroleras consideraron esta medida "exagerada" y, según el presidente de la república, se querellaron.

Ecuador sabe que esta medida le acarreará algunos conflictos diplomáticos con España y Francia, "países a los que queremos mucho", afirmó Correa.