La situación de la banca de Estados Unidos no es buena, pero ha mejorado. Ese es el mensaje que lanzaron ayer el presidente, Barack Obama, y su secretario del Tesoro, Tim Geithner, al anunciar que se permitirá a 10 de las principales entidades financieras del país que recibieron ayudas públicas empezar a devolverlas.

El reembolso retornará a las arcas públicas más de 48.000 millones, más del doble de lo que había previsto recuperar inicialmente el Gobierno y una tercera parte de los 142.000 millones que se han inyectado en 600 entidades. "Es una señal esperanzadora, pero aún queda trabajo por hacer", explicó Geithner. "Es positivo, pero no indica que nuestros problemas han acabado, ni mucho menos", dijo el presidente Obama.

Con la devolución, entidades como JP Morgan Chase, Goldman Sachs y American Express confían en liberarse de compromisos como las limitaciones de pagos a directivos. Pero el Gobierno aún tiene garantías para adquirir acciones que los bancos tendrán que comprar.