La Reserva Federal (Fed) estadounidense decidió ayer subir los tipos de interés un cuarto de punto, hasta el 1,50%, con lo que mantiene la política de incrementos moderados iniciada el pasado 30 de junio, cuando subió otros 0,25 puntos básicos. Aún así, el precio del dinero en EEUU está en niveles de 1962.

El organismo responsable de la política monetaria, el Comité del Mercado Abierto, que preside Alan Greenspan, no decepcionó las expectativas de los analistas. De hecho, Wall Street, que durante la sesión ya avanzaba un decisión es este sentido, experimentó un tirón significativo nada más conocer la decisión.

En el comentario habitual que acompaña la decisión, el Comité subrayó que se ha producido una desaceleración transitoria en la economía. "En los meses recientes se ha moderado el crecimiento de la producción y el mercado laboral ha reducido su mejora", circunstancias que la Fed atribuye a causas temporales. Basicamente "al incremento de los precios de la energía".

DESCENSO LABORAL El elemento más significativo de esa situación fue el último informe del Departamento de Trabajo, en el que se dio cuenta, el viernes, de que la economía de EEUU había sumado 32.000 nuevos puestos de trabajo en lugar de los 240.000 previstos. "¿Cómo puede producirse este desastre en el mercado laboral y considerar la Fed que no supone ningún riesgo para la economía?", se preguntó Robert Brusca, economista jefe en Fact & Opinion Economics, uno de los pocos analistas que apostaba por un cambio.

A la espera de la decisión de la Fed, el petróleo volvió a tocar un nuevo récord. Por lo menos, así lo hizo el West Texas, referencia norteamericana, que alcanzó los 45,04 dólares por barril. A las amenazas habituales, como la interrupción del suministro en Irak y los problemas de la petrolera rusa Yukos, se unió una tormenta en el Golfo de México, que bloqueó las extracciones.