Seis meses después de la traumática ruptura del pasado julio, el diálogo social se retomó ayer con la sorprendente petición de un aplazamiento. Patronal y sindicatos, que han estado en desacuerdo en casi todo desde que estalló la crisis, reclamaron por "unanimidad" al Gobierno que aplace la presentación de las propuestas que quiere llevar a la mesa de negociación.

El presidente José Luis Rodríguez Zapatero anunció a finales del año pasado que ese documento sería sometido a la consideración del Consejo de Ministros en su reunión de este viernes. Pero sus interlocutores se oponen a ello. "Hemos transmitido una petición formal al Gobierno de que sea sumamente respetuoso con el diálogo social bipartito", expuso José María Lacasa, secretario general de la patronal CEOE.

Los representantes de los empresarios y los trabajadores consideran que las negociaciones con el Ejecutivo para reformar el mercado de trabajo deben esperar a que concluyan las que mantienen entre ellos solos para alcanzar un acuerdo sobre los convenios colectivos.

El director de Gabinete para el Diálogo Social del Ministerio de Trabajo, Alfonso Morón, se comprometió a trasladar esta petición al Gobierno, pero recordó que había adquirido el "compromiso de no escalonar" las negociaciones. "No tenemos voluntad de inmiscuirnos, pero el Gobierno también tiene urgencias", advirtió. La decisión está en manos de Zapatero. Pero, añadió, el Ejecutivo tiene la "firme voluntad" de que el inicio de las negociaciones no se vaya más allá de la segunda semana de febrero. "El país nos está pidiendo resultados con urgencia", concluyó.