Las nucleares seguirán siendo imprescindibles durante 50 o 60 años. Es lo que aseguró ayer el consejero delegado de Endesa, José Bogas, durante la junta de accionistas de la compañía. En su opinión, la lógica transición hacia energías limpias requiere prudencia para evitar situaciones de riesgo de suministro energético. El directivo defendió que para cumplir con los denominados Acuerdos de París de protección medioambiental del planeta es «imprescindible la extensión de la operación de las centrales nucleares hasta los 50 o 60 años», al igual que han hecho diversos países del entorno de España.

En la misma línea se manifestó el presidente de la compañía, Borja Prado. El máximo responsable de la empresa dijo que Endesa no va a cerrar ninguna planta que pueda afectar al precio de la electricidad y a la seguridad del suministro, aunque deberán ser también rentables. Prado, tras la junta de accionistas, advirtió de que «lo que haya que hacer, la compañía lo hará ordenadamente», como en el caso del cierre de la central nuclear de Garoña, y «en absoluto diálogo con el Gobierno».

Bogas, reelegido como consejero delegado de Endesa por un periodo de cuatro años, indicó que la descarbonización de la economía requiere la sustitución progresiva de las centrales térmicas por instalaciones de energías renovables. En cualquier caso, remarcó que para evitar situaciones de falta de suministro y presiones sobre los precios, este proceso de sustitución ha de realizarse de manera ordenada.

En su opinión, el reciente informe sobre transición energética de la comisión de expertos del Gobierno debe constituir «un importante punto de referencia». La compañía está de acuerdo en que es imprescindible «compartir entre todos los sectores» los costes de la política energética, que ahora «recaen mayoritariamente en el sector eléctrico».