El consejero delegado de Endesa, Rafael Miranda, elogió ayer la intención del Gobierno de trasladar a la tarifa eléctrica los costes de producción --tal como ha anunciado el presidente, José Luis Rodríguez Zapatero--, lo que en la práctica supondrá una mayor subida del recibo eléctrico que pagan los consumidores.

"Que no se asuste nadie", dijo Miranda saliendo al paso de los que critican que el Gobierno vaya a proporcionar más recursos a unas compañías cuyos beneficios han crecido el 43,5% hasta septiembre. "El reconocimiento de los costes en la tarifa no producirá un mayor enriquecimiento de las empresas", añadió.

La diferencia entre el precio de mercado y el de la tarifa genera el llamado "déficit", que el año pasado fue de 3.810 millones y que este año crecerá hasta los 8.000 millones. Cada año, el Gobierno reconoce a las compañías el derecho a recuperar este déficit. Bancos y cajas les anticipan las cantidades y los consumidores la pagan con un recargo en el recibo. Ayer, Endesa ingresó 1.682,7 millones por ceder a BNP Paribas y Banesto los derechos a cobrar el déficit del 2005. Por eso dice Miranda que no se van a enriquecer más.

ESFUERZO DE ADAPTACION El ministro de Industria, Joan Clos, apuntó en el Senado que en el 2007 habrá una tarifa para los consumidores con menos recursos, la llamada tarifa social, que no subirá "más allá de la inflación". Clos admitió que la definitiva desaparición de la tarifa eléctrica, en el 2011, será "dolorosa, pero inevitable", y que se aprovechará el periodo de transición de tres o cuatro años que resta para minimizar su impacto. Según Clos, en este tiempo las tarifas "no podrán estar tan protegidas", lo que exigirá "un esfuerzo de adaptación muy importante", sobre todo para los grandes consumidores.