La economía española tuvo "un crecimiento considerable", del 2,3%, en el tercer trimestre del año, según el Banco de España. Esta tasa es igual a la del periodo anterior y según el Informe trimestral de la economía española difundido ayer permite "partir con ventaja en la nueva fase de reanimación, a pesar de la contribución negativa del sector exterior".

El producto interior bruto (PIB) creció lo mismo en el tercer trimestre que en el segundo, pero lo hizo de diferente manera: con un mayor impulso del consumo de las familias; con una "pausa" en la recuperación de la inversión; con una "desaceleración adicional de la industria"; con una moderación en el ritmo de avance de la construcción; con "una pérdida de ritmo" de las exportaciones y con un repunte de la inflación.

Estos ingredientes son los que llevan a la oposición y a expertos a dudar de la "calidad" y la "sostenibilidad" del crecimiento español, que contrasta con el estancamiento de la zona euro.

"FASE DE RECUPERACION"

El vicepresidente económico, Rodrigo Rato, opinó ayer, que los datos del Banco de España y de otras instituciones, "coinciden" en que la economía española "ha entrado en una clara fase de recuperación". "Todos los que analizamos la economía española coincidimos en que es el sector exterior nuestro mayor límite para el crecimiento, es decir, la capacidad de otros mercados de comportarse de manera dinámica", explicó.

Rato destacó que el informe trimestral "ve indicios de un no incremento del sector de la construcción", es decir, de "una ligera desaceleración". Según esos datos, el sector ha experimentado una desaceleración ligera. "Es un argumento más para pensar que vamos hacia una mayor moderación de los precios", dijo Rato.

El Banco de España afirma que "los indicadores de carácter más contemporáneo con la actividad constructora han registrado un debilitamiento". Pero también se asegura que los datos de inicio de viviendas "llevan a proyectar un ritmo algo más elevado de crecimiento para la inversión residencial en próximos trimestres".

La demanda interna creció el 3,3%, mientras que la demanda externa restó 1,1 puntos, por el debilitamiento de las exportaciones. El Banco de España liga "la creciente debilidad de la actividad industrial", con "la situación de la economía internacional" y con "la pérdida de competitividad exterior que ha acompañado a la apreciación del euro".