La crisis de la deuda pública irlandesa y la inestabilidad que genera en el conjunto de la zona euro "inquieta" profundamente a la Unión Europea (UE), reconoció ayer la Comisión Europea. Mientras Portugal admitía que existe un "alto riesgo" de que su país tenga que pedir ayuda financiera europea debido al contagio provocado por las crisis griega e irlandesa, Irlanda se hallaba sometida a fuertes presiones para que aceptara la ayuda europea que no quiere pedir. "La situación de las cuentas públicas irlandesas es grave", destacó el Ejecutivo comunitario, acentuando esa presión.

La vicepresidenta económica, Elena Salgado, descartó que España pudiera verse como Irlanda, porque la situación no tiene nada que ver "en absoluto". Pero desde la cúpula de la Comisión Europea se considera en privado que el Gobierno español debe reforzar la credibilidad de sus ajustes y reformas para escapar al riesgo de contagio, que ya ha afectado a Portugal.

MEDIDAS ADICIONALES El Ejecutivo comunitario estima que el Gobierno debe reforzar su credibilidad con medidas adicionales que garanticen que el déficit público bajará hasta el 6% del producto interior bruto (PIB) en el 2011. Asimismo, no debe demorar más la reforma de las pensiones y debe acelerar la reestructuración de las cajas de ahorro. Esta última, según la Comisión Europea, va demasiado lenta, en especial en la recapitalización de las entidades y en la reducción de la red de oficinas.

Los ministros de Economía y Finanzas de la zona euro esperan que hoy Irlanda informe en detalle en Bruselas sobre sus cuentas públicas y las medidas de ajuste previstas en el presupuesto del 2011 y posteriores para reducir el déficit público del 32% del PIB actual al 3% en el 2014. El Gobierno irlandés volvió a reiterar ayer que no necesita ayuda financiera europea porque tiene sus necesidades de financiación cubiertas hasta mediados del 2011. El Gobierno quiere resolver la crisis por su propios medios, sin solicitar ayuda, para "no perder su soberanía", como Grecia.

Gran Bretaña, cuya banca es la principal acreedora de Irlanda y sufre elevadas pérdidas por el hundimiento de la deuda irlandesa, es quien más maniobra tiene para forzar a Irlanda a aceptar la ayuda europea, según aseguran fuentes comunitarias.

España negó que haya presionado a Irlanda para que acepte la ayuda europea, y Salgado aseguró que el Gobierno solo intenta "contribuir a resolver los problemas europeos". Pero el gobernador del Banco de España, Miguel Angel Fernández Ordóñez, declaró que "Irlanda debe tomar la decisión adecuada" para calmar a los mercados.

Mientras, el ministro portugués de Finanzas, Antonio Teixeira dos Santos, aseguró al diario británico Financial Times que existía un "alto riesgo" de que su país tuviera que pedir ayuda, aunque luego matizó que no prepara esa petición de ayuda.